Sin duda los
últimos acontecimientos que están aconteciendo en
el seno de nuestras Hermandades y Cofradías y su
relación con la Iglesia Diocesana nos están dando
más de un quebradero de cabeza. Hacía tiempo que
el mundo cofrade no se hallaba tan convulso,
siendo agitado a base de Decretazos.
No quiero entrar a
valorar la actitud de Juan Laluz en estos tres
meses, ni del cura Arroyo, porque como en todos
los divorcios culpas tendrán uno y otro; si me
centro en el daño que a las Hermandades como
instituciones y a la propia Iglesia Diocesana le
pueda estar haciendo todos estos temas.
No llego a atisbar
cual es nuestro papel actualmente dentro de la
Iglesia de Cádiz la verdad, cumplimos como
miembros de una comunidad, las cofradías, y según
se nos dice tenemos que dar un paso al frente ante
los retos que actualmente tiene la Iglesia; sin
embargo, no podemos alzar la voz porque a la
mínima corremos el riesgo de ser reprobados.
Entiendo que la
Iglesia para su organización deba tener su
Jerarquía, pero la misma debe saber administrar y
hacer escuchar las voces de quienes la componen. Y
no, nuestras voces no son escuchadas, sólo lo son
cuando son complacientes a los oídos de quienes
mandan.
El hecho de reprobar
a laicos por el mero hecho de argumentar
pensamientos distintos a los que algunos de sus
sacerdotes nos quieren imponer, me parece de lo
más triste en los tiempos que corren. No es muy
lógico que cuando las Iglesias se encuentran cada
vez más vacías de fieles, se haga una selección y
se invite por la fuerza a abandonar una comunidad.
Si van a Misa en el Cádiz interior verán que el
panorama queda reducido a personas de avanzada
edad y cofrades. Como colectivo, el cofrade, es el
que más fieles aglutina dentro de la Diócesis de
Cádiz; somos los cofrades los que mayor poder de
convocatoria tenemos (vean la muestra en la Semana
Pascual) y los que mayor repercusión social
podemos alcanzar. Muchos jerarcas gaditanos
deberían cambiar el chip y ver en las Hermandades
un modelo de Evangelización y de acercamiento a
los alejados, más que la fuente de sus problemas.
Y ¿quienes reprueban
a los que a los laicos juzgan? ¿donde está el
mensaje de paz y amor? Siempre conocemos medidas
tomadas contra cofrades; es momento de ser un poco
ecuánimes y ver las culpas de unos y otros.
Actuaciones a base de decretazos sólo
servirán para empañar la imagen de Cofradías y de
la propia Iglesia Diocesana.