Anuario de las Cofradías

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1890 - 1899

 

        Retomando los acontecimientos que marcaron el devenir de las Hermandades en la última década del Siglo XIX, me gustaría precisar que hubo dos corporaciones, el Nazareno de Santa María y la Buena Muerte, que no sufrieron los avatares de la languidez extendida por las Cofradías gaditanas. Es más, como señalamos en el capítulo anterior, hubo una fundación, la hermandad cuyo titular era y es el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, en 1894 – algún cronista, quizás erróneamente, data su constitución en 1892-, cofradía que siempre estuvo custodiada por personalidades ilustres de la ciudad. Este leve ‘crecimiento’ vino derivado de la unión constitutiva, en 1890, de los mayordomos y priostes – término éste lastimosamente perdido de nuestro léxico cofrade-, en una Junta Administrativa, con la función de recurrir a medios populares como el empuje económico de los gaditanos, y procurar de esa manera, el realce de las cofradías de la ciudad, algo que se conseguiría en los siguientes años, no sin la aportación histórica del, por entonces, Presidente de la Diputación Provincial, Don Cayetano del Toro, valedor indiscutible de las Hermandades Gaditanas.

 

 Año 1891.

        Los periódicos de la época no aclaran con nitidez la totalidad de hermandades que procesionaron en la Semana Mayor de ese año, extinguiéndose la novel Junta Administrativa. No obstante, si que hubo procesiones, aunque en la prensa encontramos, como indicaba anteriormente, un enorme vacío informativo.

 

Año 1892.

        El Cronista Oficial de la época, Serafín Pro, señala en su obra ‘Historia de la Cofradía de Penitencia del Stmo. Cristo de la Piedad y María Stma. de las Lágrimas de la Ciudad de Cádiz’ que Don Cayetano del Toro emprende de nuevo la protección de las Hermandades con la nueva constitución de la Junta Administrativa de Procesiones, que él presidió, y que ‘aparte de abonar todos los gastos de las salidas procesionales, se dedicaba a proteger a cada una de las Cofradías, proveyéndolas de cuanto necesitaban para el mayor lucimiento de su procesión, haciéndose dispendios paulatinamente’

Hicieron su salida un total de siete procesiones:

El Domingo de Ramos, la Venerable Orden Tercera de Servitas Mª Stma. de los Dolores, desde San Lorenzo.

Lunes Santo, Ntro. Padre Jesús Atado a la Columna, con cuatro pasos: el Señor, San Pedro, San Juan y Ntra. Sra. de las Lágrimas, desde San Antonio

Martes Santo, la Cofradía del Ecce-Homo

Miércoles Santo, la Humildad y Paciencia, acompañado por la Virgen de las Angustias y el Stmo. Cristo de la Piedad, realizando su salida desde San Agustín.

Jueves Santo procesionarían las cofradías de Jesús Nazareno y Mª Stma. de los Dolores y la Vera-Cruz con la imagen titular, el misterio de la Oración en el Huerto, San Juan y la Virgen de la Soledad.

Viernes Santo, el Santo Entierro con los siguientes pasos: El Calvario, el misterio de la cofradía del Descendimiento, la Urna, San Juan y la Virgen de la Soledad

        El ‘auge’ que desarrollaron las cofradías ese año se vio reflejado en los numerosos estrenos y novedades de las distintas corporaciones; la cofradía del Nazareno ponía en la calle un nuevo paso – de templete- para su titular dolorosa. La Vera-Cruz estrenaba la totalidad de las túnicas, cambiando las mismas a color blanco, con escapulario verde. Como moda imperante de la época, los cofrades comenzaron a utilizar en los pasos la –antiestética- luz eléctrica, que ha perdurado en alguna de las hermandades gaditanas hasta nuestros días. Fueron los pasos de la Sagrada Urna y del Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia los pioneros en emplear esta fórmula iluminaria, extendida años después a casi todas las andas procesionales.

 

Año 1893.

        El interés de los gaditanos por las cofradías continúa en aumento, así como la protección oficial de la Junta de Procesiones, estamento que retoma la responsabilidad de trabajar por las corporaciones nazarenas. Éstas alcanzaron una suntuosidad desconocida hasta esa fecha –inédita puesto que este siglo había sido infausto para las corporaciones penitenciales- y los cortejos se vieron incrementados tanto por hermanos de fila como por representaciones alegóricas, -novedad ésta de las más destacadas de ese año- que abrían las procesiones penitenciales.

        Las Cofradías que efectuaron su salida fueron: la Columna, acompañado en el cortejo procesional por el paso del Señor del Prendimiento del entonces Convento de la Candelaria.; El Ecce-Homo, procesionando conjuntamente con el Misterio de la Sentencia; La Piedad, junto a los pasos de la Humildad y Paciencia –bajo templete- y la Virgen del Mayor Dolor. Por cierto, hay que destacar que abriendo la comitiva procesional de esta hermandad figuraba el ‘paso insignia’, que venía a ocupar el espacio de la habitual Cruz de Guía; El misterio de la Última Cena que, según Pro, marchó años después para la capital hispalense; La cofradía de la Vera-Cruz con los pasos de la Oración en el Huerto, el Stmo. Cristo y la Virgen de la Soledad, hermandad que, curiosamente, estrenaba por segundo año consecutivo otra sección de hábitos nazarenos. En este caso, las túnicas fueron de tonalidad verde, con escapulario y capirote de color rojo; El Nazareno, acompañado de María Stma. de los Dolores y de una guardia romana perfectamente dispuesta, procesionaba en la tarde-noche del Jueves Santo. El Viernes Santo concluían los desfiles procesionales con el magno cortejo que sacaba el Santo Entierro, hermandad que en este mismo año se trasladó con sus imágenes a la antigua Catedral Vieja, abandonando de ese modo el Convento de Santa María, y en la que se disponían "las leyes antiguas y modernas, los profetas mayores, las virtudes teologales, los ángeles, las Sibilas, la Verónica, la Centuria Romana, una capilla de música, etc.". Los pasos que conformaban la comitiva fueron los del Calvario, el Descendimiento, la Sagrada Urna, San Juan y la Virgen de la Soledad.

 

 Año 1894.

        Curiosamente, y por vez primera, debido al lustre vivido esos últimos años, efectuaron su salida procesional las mismas cofradías del año anterior, ofreciendo las mismas distintos estrenos en dichos cortejos cofradieros. Sabemos que en ese año el Nazareno estrenaba para la salida procesional, donado por el entonces Prioste de la Hermandad D. Enrique del Toro, un nuevo juego de potencias de oro, enriqueciendo de ese modo su ya lujoso patrimonio. También la cofradía del Stmo. Cristo de la Vera-Cruz seguía siendo un referente en esos difíciles años de la Semana Mayor gaditana. Saliendo el Miércoles Santo, fueron tres los pasos que sacó la hermandad: la imagen de San Juan, efigie, según D. Álvaro Picardo, "de escaso valor artístico", el Crucificado y la Virgen de la Soledad.

 

 Año 1895.

        En la primera salida procesional del Stmo. Cristo de la Buena Muerte, el cortejo lo conformaban la representación de los Apóstoles, ‘hombres vestidos a la usanza de los discípulos de Cristo con sus atributos religiosos’. A continuación desfilaba un cuerpo de soldados romanos a caballo, los sirvientes de librea y tricornio y los penitentes, con el hábito de terciopelo negro.

 

Santísimo Cristo de la Buena Muerte
Archivo personal de Jesús Sánchez Pavón

 

        En el último lustro del XIX, una vez desaparecida la Junta de Procesiones, la Semana Santa vuelve a decaer. Es cierto que aparecieron nuevas procesiones, como la de Ntro. Padre Jesús de los Afligidos, y la recuperación de alguna de ellas, como la Venerable Orden Tercera de Servitas. No obstante, Enrique Hormigo señala que "sólo las cofradías de Jesús Nazareno y del Stmo. Cristo de la Buena Muerte compitieron en suntuosidad con las demás cofradías andaluzas". Precisamente, la Hermandad que radica en San Agustín, magnificó su cortejo con la presencia de una cohorte de guardias suizos y, por supuesto, el acompañamiento de la Virgen del Mayor Dolor, aunque la salida de la Dolorosa no se efectuaría hasta ya bien entrado el Siglo XX, centuria ésta en la que pormenorizaremos en próximos capítulos.

 


 

Bibliografía:

Hemeroteca "DIARIO DE CÁDIZ".

Datos sobre la Muy Ilustre, Antigua y Venerable Cofradía de la Vera-Cruz. Álvaro Picardo y Gómez. 1946. Imprenta Repeto.

‘Historia de la Venerable, Real y Militar Cofradía de Penitencia del Stmo. Cristo de la Piedad y María Stma. de las Lágrimas de la Ciudad de Cádiz’. Serafín Pro y Ruíz. 1951.

Semana Santa en las Diócesis de Cádiz y Jerez. Enrique Hormigo y J. M. Sánchez Peña. 1988. Ediciones Gemisa. Volumen I.

El Nazareno de Santa María. Cuatro Siglos de Arte en Cádiz. Lorenzo Alonso de la Sierra Fernández. Unicaja. 1991.

La Real Cofradía de Mª Stma. de la Soledad y Entierro de Cristo, fundada en la ciudad de Cádiz. Noticia Histórico-Artística (Siglos XVI al XX). Ángel Mozo Polo. 1993. Artes Gráficas Padura.

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