La etapa que vamos a recordar en este nuevo capítulo
comprende el primer lustro del recientemente acabado Siglo
XX, época caracterizada por el decadencia extendida en la
gran mayoría de las Cofradías gaditanas.
Aunque se sucedieron en estos años ‘críticos’
reorganizaciones como la de Humildad y Paciencia, en
octubre de 1896, siendo entonces el Obispo de la Diócesis
D. Vicente Calvo y Valero, la desidia de los cofrades en
particular, y de los gaditanos en general, marcaron la
tónica de estos primeros años de la pasada centuria.
Hubo un pequeño número de Hermandades que mantuvieron su
culto externo a los titulares; Vera-Cruz, Nazareno y la
Buena Muerte supieron plantarle cara con suntuosidad y
buen ‘paladar’ cofradiero a las dificultades de
índole socioeconómico que inscribieron estos años de
revueltas políticas, huelgas generales y estrictas
prohibiciones. Esto podemos denotarlo en el Cortejo del
Nazareno, que conservó la escolta romana, convertida por
los cronistas en tradición, y en el riquísimo patrimonio
que lucían hermandades como la Vera-Cruz, que estrenaba
el palio, "regalo de un Señor muy entusiasta de
la Hermandad y protector de la misma". Curiosa
cuánto menos resultan las palabras del cronista de la
prensa de aquellos años en referencia a la carga de dicho
‘palio’: "será llevado por seis
seminaristas". En 1904 la cofradía estrenaba el
paso del Crucificado, de estilo rocalla, que durante
tantos años concibió el misterio del Calvario, el ‘Stabat
Mater’, y en su última etapa, al Santísimo Cristo
venerado en el templo Franciscano de la ciudad.
Asimismo, la cofradía de la Buena Muerte, cuyo prioste y
benefactor, Don Cayetano del Toro, dignificó en
ostentación y buen gusto a la Hermandad por las calles de
Cádiz, hereda, como recoge la noticia de ‘Diario de
Cádiz’ los uniformes romanos de la cohorte que
acompañaba años atrás a la Hermandad del Ecce-Homo,
incluso, como señala el cronista, "dicha sección
la componen en su mayoría hermanos de la cofradía de
Ntro. Padre Jesús del Ecce-Homo". La prensa
también hacía alusión al incremento devocional que
recibía ‘El Señor de Cádiz’. "Las imágenes
del Señor y la Magdalena lucían las vestiduras que en
otro tiempo donara la familia de Gibaja, protectora de la
Cofradía. Jesús llevaba la rica Cruz de concha y plata a
la que le fueron colocadas nueve coronas – sabemos
que esta ornamentación floral se convirtió en exorno
habitual durante la primera mitad de Siglo,
desapareciendo, quizás por lo antiestético que resultaba
colocado en la cruz, bien del Nazareno bien del
Crucificado -, algunas de ellas enviadas desde los
pueblos cercanos" . Curiosamente, hoy día, el
paso de palio de Ntra. Sra. del Traspaso de Jerez de la
Frontera mantiene todavía dichas coronas.
En 1905 fueron cinco las cofradías que procesionaron en
la capital: Afligidos, Santísimo Cristo de la Piedad –éstas
dos primeras bajo una nueva reorganización-, Vera-Cruz,
Nazareno y Buena Muerte.
La Comitiva de la Cofradía de la Piedad, como bien nos
cuenta Serafín Pro, seguía procesionando "los
Martes Santos en la forma de costumbre, pero ya sin los
atributos y representaciones aludidas de Leyes, Virtudes y
Ángeles; o sea, sólo con sus tres ‘pasos’ de la
Insignia – Cruz de Guía de Carey sobre un monte,
similar al escudo corporativo, con la esponja y la lanza
que aparecen en dicho escudo – los
Titulares y el agregado de la Virgen de las Angustias que
se venera en la Capilla conocida por ‘El Caminito’,
porque estaba en el que conducía a la Batería de San
Felipe."
A partir de este año, y hasta los inicios de la década
de los treinta, la Virgen que procesionó en el cortejo de
la Vera-Cruz fue la actual imagen del Calvario que se
encuentra en el Convento de las Descalzas, hasta que la
Virgen que estuvo expuesta en la Capilla de la Orden
Tercera de Capuchinos, y que años más tarde fue a ocupar
uno de los altares de la parroquia de San José, se
convirtió en la cotitular de la Hermandad. Fue en 1905
cuándo el prioste D. Mariano Muñoz y Álvarez inicia una
nueva etapa en la vida de esta Hermandad, vendiéndose los
pasos y titulares de la Oración en el Huerto y la Sagrada
Cena –paso éste de grandísimas dimensiones, como bien
explica Hormigo, " hasta tal extremo de quedarse
inmovilizado en el cruce de algunas calles y tener que
intervenir los carpinteros para quitar y cortar en algún
caso las maniguetas exteriores"-, excepto el
Ángel Confortador del Huerto, de indudable calidad
artística, con el que se queda la Hermandad, y
cambiándose el habitual ‘gato’ por el capirote, del
cuál D. Álvaro Picardo señala que "eran de
mucha menos altura que el que hoy se usa".
Además, se hicieron nuevas túnicas, de color verde las
del Cristo y negras las de la Virgen, con capirotes
blancos en ambas secciones penitenciales.
El cronista relata la salida de la Buena Muerte en la
jornada del Viernes Santo: " La cofradía del
Santísimo en su Buena Muerte salió a las cinco y media
de la tarde de la Iglesia de San Agustín. El paso de su
titular iba adornado con numerosos objetos de plata
prestados para la ocasión por distinguidas familias de la
ciudad. La procesión contó con la presencia de la Banda
de la Columna Infantil de Marinería, con veinticinco
pequeños profesores". El periódico destacó los
dos incendios fortuitos ocurridos en el paso del
Crucificado, sin que en ninguno de ellos sufriese graves
consecuencias.
El mismo articulista describe la ejemplaridad de
la que hacía gala las cofradía del Nazareno y la
indescriptible emoción en la recogida por Santa
María:
" En la esquina de Botica con Mirador se
llegó al delirio pues allí estaban innumerables
artistas disputando entre ellos para cantarle al
Nazareno. Entre ellos destacó <<El
Mellizo>> con unas impresionantes
saetas."
Una de las Hermandades que no procesionó en esos
primeros años del XX fue la del Santo Entierro,
pero que tuvo el orgullo de recibir, por Real
Orden en mayo de 1905, como Hermano Mayor
Honorario a Su Majestad el Rey Alfonso XIII, cargo
que le fue ofrecido un año antes en una visita
que realizó a la antigua Catedral Vieja, en la
cuál quedó gratamente sorprendido por la
extraordinaria belleza de la Santa Urna.
En 1906 tuvo lugar un acontecimiento histórico,
como fue el desfile procesional magno en la tarde
noche del viernes santo, primero de los cortejos
de esta índole que la prensa describiría como
tal. No obstante, ésta no fue la primera
procesión magna en la ya larga historia de las
salidas procesionales en Cádiz. Es consabida la
unión de algunas cofradías para realizar culto
externo a los titulares, y la cantidad de pasos
que desfilaban en la comitiva del Santo Entierro.
En una próxima entrega, desarrollaremos este
segundo lustro del Siglo XX y la creación,
nuevamente por implicación directa del ex-alcalde
D. Cayetano del Toro, del Santo Entierro Magno. |
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Altar
de cultos del Santo Entierro Archivo personal de Jesús Sánchez Pavón |
Bibliografía:
Hemeroteca
"DIARIO DE CÁDIZ".
Datos sobre
la Muy Ilustre, Antigua y Venerable Cofradía de la
Vera-Cruz. Álvaro Picardo y Gómez. 1946. Imprenta Repeto.
‘Historia
de la Venerable, Real y Militar Cofradía de Penitencia
del Stmo. Cristo de la Piedad y María Stma. de las
Lágrimas de la Ciudad de Cádiz’. Serafín Pro y Ruíz.
1951.
Revista ‘Estandarte’,
varios números.
Semana
Santa en las Diócesis de Cádiz y Jerez. Enrique Hormigo
y J. M. Sánchez Peña. 1988. Ediciones Gemisa. Volumen I.
El Nazareno
de Santa María. Cuatro Siglos de Arte en Cádiz. Lorenzo
Alonso de la Sierra Fernández. Unicaja. 1991.
La Real
Cofradía de Mª Stma. de la Soledad y Entierro de Cristo,
fundada en la ciudad de Cádiz. Noticia
Histórico-Artística (Siglos XVI al XX). Ángel Mozo
Polo. 1993. Artes Gráficas Padura.