Anuario de las Cofradías

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1920-1925

          En 1920 fueron ocho las hermandades que realizaron su salida procesional; el Domingo de Ramos, Ntro. Padre Jesús de los Afligidos y María Stma. de los Desconsuelos; el Lunes Santo la cofradía de la Columna, desde San Antonio; el Martes Santo la efectuaron Humildad y Paciencia y El Stmo. Cristo de la Piedad; El Miércoles Santo también fueron dos: La Salud y Ecce-Homo; El Jueves Santo El Nazareno y el Viernes, cerrando los desfiles, la cofradía del Santo Entierro.

La Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte ocuparía una especial relevancia en estos primeros años de la década de los veinte. De ser acompañado en 1904 por una cohorte de romanos, para mayor ostentación de la misma, se pasó a la severidad y el silencio en 1921, primer año en el que, gracias a la ilusión de un animoso grupo de devotos y el apoyo inestimable de César Pemán, se consiguió dar un giro a la personalidad externa, a la expresión cultual de la Hermandad en la calle.

La tradición, término cuantiosamente utilizado a lo largo de la Historia de las Hermandades y Cofradías, se define en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua como ‘transmisión hecha de generación en generación, de hechos históricos, leyes, costumbres, etc’ o ‘hábito establecido’; esta costumbre, que ha sido conducida hasta nuestros días, se forjaría en la Hermandad de San Agustín el 23 de febrero de 1921, en una reunión mantenida por la entonces Junta de Gobierno, en la que se aprobó dotar a la salida procesional del Viernes Santo de una profunda  sobriedad al cortejo, abandonando el acompañamiento musical y, como explica el cronista, “revistiendo severidad y silencio absoluto, sin música, exornado el paso con sobriedad y sin lujo alguno y llevando los cofrades cirios amarillos y túnicas negras sin cola”. Recoge también el rotativo gaditano el apagado del alumbrado público en la calle Ancha, algo que impactó a los espectadores; tal recogimiento provocó que el público guardara un respetuoso silencio a su paso. No obstante, como en toda ruptura de costumbres – con el tiempo lo tradicional en este cofradía paso a ser el recogimiento sobre la ostentación –también hubo hermanos que no entendían que el Stmo. Cristo no pudiese ser admirado a plena luz del día. “La Junta rechazó esa petición ya que la luz del día excluye el recogimiento y la severidad que se pretende”. En ese mismo año la hermandad, como hemos recalcado, sufre un profundo cambio que la impulsó hasta lo que hoy conocemos. En el colegio de San Martín, Sor Aurora Segura iniciaba los bordados del paso de palio, diseño que en los años 60 fue profusamente modificado, y a la par, el taller de Seco Velasco comenzaba a ejecutar los respiraderos del mismo paso de palio –curiosamente no sería el primero en procesionar como señalaremos más adelante, pero si de los primeros en iniciarse su trabajo-, que no sería estrenado hasta la llegada de la cotitular, que al año siguiente – 1939- ya acompañaría al Crucificado agustino por las calles de la ciudad.

 

          En 1922 el rotativo gaditano hace escasas alusiones a las cofradías y la propia Semana Santa. Si pudimos encontrar, no obstante, datos sobre el Quinario que celebraba la cofradía del Nazareno. “ La Inmemorial, Venerable, Pontificia y Real Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, establecida en su propia capilla de la Iglesia de Santa María, de la que es Prioste Perpetuo S. M. El Rey Alfonso XIII, como igualmente S. M. La Reina Madre, consagra sus anuales cultos a su Divino Titular con un Solemne Quinario que dará comienzo el Sábado 25 de Marzo, a las 19 horas, estando las pláticas a cargo del orador sagrado M. D. Teodoro Molina y Escribano, Canónigo de la S. I. C. y Director Espiritual de la cofradía. En la mañana del Domingo 26 a las 11 y 30 horas, tendrá efecto con toda solemnidad la Fiesta Principal, y terminada la misa solemne de este día, se dará a los fieles la bendición Papal. El miércoles 29, a las ocho de la mañana, se celebrará una misa rezada para administrar en ella a los cofrades la Sagrada Comunión.”        

Ntro. Padre Jesús Nazareno
Archivo personal Jesús Sánchez Pavón

Otra hermandad que languidecía, Columna, que en 1919 rozó la desaparición –si había desembocado en una inactividad total- se reorganizaría en 1921 con una nueva Junta de Gobierno al frente, desarrollando ésta un importante papel en esos años difíciles. Se concretó en el año 1924 un acontecimiento histórico que marcaría a partir de entonces la estética procesional en la capital gaditana: el primer paso de palio que procesionó en Cádiz, anda procesional que iría sustituyendo poco a poco al paso de templete –en este caso la introducción del sevillano paso de palio pudo con la tradición del gaditano paso de templete- hecho que se consumaría en los años 40 con la desaparición del último de ellos, el de Nuestra Sra. de la Soledad, del Santo Entierro. Sería 1924 fundamental para el desarrollo de la cofradía de la Columna, porque al ya citado cambio en la estética del paso de la Virgen de las Lágrimas se sumaría la transformación del hábito penitencial con la inclusión de túnicas de estameña negra con cinturón de esparto, vistiendo además, los penitentes de la Virgen, la capa blanca. Este hábito, afortunadamente, se volvería a cambiar por el tradicional morado a mediados de los años 80.

          Completando la nómina de hermandades que procesionaron en el año 1924  figuran la de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos, el Domingo de Ramos; El Stmo. Cristo de la Piedad, acompañado como habitualmente lo hacía desde años atrás, por la Virgen de las Angustias, que procesionó el Martes Santo; el Jueves Santo El Señor de Santa María y el Viernes Santo, además de  Buena Muerte, el Santo Entierro. Precisamente la Buena Muerte había alcanzado del público espectador un respetuoso silencio al paso de su titular: “El paso que porta a uno de los cuatro crucificado reconocidos a Montañés de los muchos que se le atribuyen, lucirá tan solo un sencillo exorno de plantas silvestres, al único objeto de continuar la composición del Cristo, que de ese modo podrá asumir por entero la atención de los espectadores. Con el mismo fin se prescindirá de poner coronas –tradición arraigada entre los devotos a una venerada icona- en los brazos de la cruz.” La seriedad establecida había llevado a la Junta de Gobierno a imponer a sus hermanos de fila normas de conducta en el cortejo procesional, e incluso tras la conclusión de su acompañamiento: “ Todos los hermanos apagarán sus cirios y marcharán de inmediato para sus domicilios, sin entretenerse por motivo o causa alguna.”

          En 1925 no pudo efectuar su salida, por condicionantes de índole económico, la cofradía de la Piedad. El Domingo de Ramos lo harían, de manera conjunta, los Afligidos y la V. O. T. de Servitas, el Lunes Santo la Humildad y Paciencia; Jesús atado a la columna y María Santísima de las Lágrimas el Martes Santo; Vera-Cruz el Miércoles, Nazareno el Jueves, y Buena Muerte y Ntra. Sra. de la Soledad y Santo Entierro el Viernes Santo. Ésta sería la última salida desde San Agustín de la Cofradía del Señor Yacente, puesto que al año siguiente, el 24 de marzo de 1926, regresaría a su pretérita sede, la Catedral Vieja, Santa Cruz.

 


 

Fuentes consultadas:

Hemeroteca "DIARIO DE CÁDIZ".

Datos sobre la Muy Ilustre, Antigua y Venerable Cofradía de la Vera-Cruz. Álvaro Picardo y Gómez. 1946. Imprenta Repeto.

‘Historia de la Venerable, Real y Militar Cofradía de Penitencia del Stmo. Cristo de la Piedad y María Stma. de las Lágrimas de la Ciudad de Cádiz’. Serafín Pro y Ruíz. 1951.

Revista ‘Estandarte’, varios números.

Semana Santa en las Diócesis de Cádiz y Jerez. Enrique Hormigo y J. M. Sánchez Peña. 1988. Ediciones Gemisa. Volumen I.

El Nazareno de Santa María. Cuatro Siglos de Arte en Cádiz. Lorenzo Alonso de la Sierra Fernández. Unicaja. 1991.

La Real Cofradía de Mª Stma. de la Soledad y Entierro de Cristo, fundada en la ciudad de Cádiz. Noticia Histórico-Artística (Siglos XVI al XX). Ángel Mozo Polo. 1993. Artes Gráficas Padura. 

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