1926-1929
El
regreso de la Cofradía del Santo Entierro a la
Iglesia del Sagrario -Santa Cruz- se efectuó el día
24 de marzo de 1926, situándose sus titulares en la
capilla del crucero de la Catedral Vieja, denominada
de los Vizcaínos, lugar que ocupó hasta los años
60: “ El lunes se verificó el traslado desde
dicha Iglesia a la del Sagrario de las imágenes de
Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro de
Nuestro Señor Jesucristo. Dichas imágenes,
perfectamente cubiertas, fueron depositadas en un
auto, acompañadas por el mayordomo de la Cofradía y
Junta de Gobierno y varias señoras devotas. Una vez
colocado el sagrado cuerpo de Nuestro Señor en su
valiosa urna de plata, quedará para siempre en ella,
colocándose en una capilla donde será expuesta al público.”
El Domingo de Ramos de ese año realizó su salida
procesional la Venerable Orden Tercera de Servitas,
acompañada del Santísimo Cristo de la Expiración,
saliendo de la Parroquia de San Lorenzo a las seis de
la tarde. El Martes Santo sería el Santísimo Cristo
Atado a la Columna y María Santísima de las Lágrimas
desde San Antonio, a la que se anexionaría el Señor
del Ecce-Homo desde San Pablo, programada la salida
para ambas a las seis y media de la tarde. La unión
se producía en la calle San Miguel, separándose a la
vuelta en la Plaza de la Constitución –hoy Plaza de
San Antonio-. El siguiente día, Nuestro Padre Jesús
de los Afligidos, desde San Lorenzo, unida desde la
calle Barrié al Santísimo Cristo de la Vera-Cruz y
Nuestra Señora de la Soledad, que lo hacía desde San
Francisco, salían a las seis y media de la tarde,
desligándose ambos cortejos en la anteriormente
citada plaza de la Constitución.
El Jueves Santo no faltó al encuentro con Cádiz
Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los
Dolores, desde el Convento de Santa María, que tenía
anunciada su salida para las ocho de la tarde. Para el
Viernes Santo la Cofradía de la Buena Muerte, a las
diez de la noche, y desde San Agustín, abría las
procesiones de ese día. El Santísimo Cristo de la
Piedad, desde Santiago, formaba parte de la procesión
del Santo Entierro, cofradía que tenía prevista su
salida para las ocho y media de la noche, con el
siguiente itinerario: “Por el pasillo ingresará
en la Santa Iglesia Catedral, Silos Moreno, Prim,
Topete, Colmuela, Eduardo Dato, Duque de Tetuán,
Constitución centro, Obispo Cerero, Enrique de las
Marinas, San José, Cánovas del Castillo, Valverde
derecha, José del Toro izquierda, Colmuela derecha,
Montañés, Castelar, Santiago, Villalobos, Duque de
Ciudad de Rodrigo derecha, Silos Moreno, a su
Templo.”
En 1927 se produce una nueva reorganización de la
Hermandad de la Humildad y Paciencia, efectuando
nuevamente su salida, después de muchos años sin
salir, en la jornada del Viernes Santo, unida a la del
Santo Entierro, dependiendo de ésta, al igual que la
cofradía de San Agustín por motivos de índole económico,
la Virgen de las Angustias. Curiosamente, la Piedad,
que había salido diversos años junto al Señor
Yacente, tenía prevista su salida el Martes Santo,
pero las intensas lluvias provocaron el aplazamiento
para el día después. Solo la Cofradía que radicaba
en Santiago procesionó el Miércoles Santo,
modificando Afligidos y Vera-Cruz –que salían
juntas, como en el año anterior- su día de salida al
Jueves Santo, jornada en la que “El Nazareno de
Santa María realizó una brillante salida
procesional. El paso de Nuestro Señor lucía varias
donaciones de los fieles, destacando una cantonera de
oro obsequio de la genial bailaora Pastora Imperio,
que además figuró en la presidencia con mantilla
negra y vara. La recogida de esta cofradía fue
impresionante por la cantidad de saetas que los presos
y presas de la Cárcel le dedicaron a la venerada
imagen del Nazareno”. La Buena Muerte, con su ya
acostumbrada austeridad, y la citada con anterioridad
del Santo Entierro completaban la nómina de
hermandades que pudieron salvar el obstáculo económico
imperante de esos años y realizar el culto externo
por las calles de nuestra ciudad.
Como curiosidad destacar que la salida de Nuestra Señora
del Carmen la efectuó el 16 de julio de ese mismo año
en el paso de palio de la Virgen de las Lágrimas
cedido por la Cofradía de la Columna.
En 1928 hubo importantes novedades y modificaciones en
la Semana Mayor gaditana. Los cultos celebrados en la
Seo de la Capital contaron, según el cronista de la
época, por vez primera, con los cantos de los niños
seises del Cabildo de la Catedral. El Jueves Santo el
‘Señor de Cádiz’, que sería acompañado por
Nuestro Padre Jesús del Ecce-Homo,
tuvo que retrasar su salida, a causa de la
lluvia, al Viernes Santo. “La Junta de Semana
Santa, presidida por D. César Pemán , acordó con
los mayordomos de las cofradías de la Buena Muerte y
Santo Entierro, un nuevo orden procesional para los
desfiles del Viernes Santo que se convirtió en una
jornada de esplendor con un gran gentío en las calles
y la presencia de un alto número de forasteros
procedentes de las localidades próximas”.
Destacar de 1929, la iniciativa del Consistorio
Gaditano de asumir los costes de las Bandas de Música
que acompañarían
a los distintos titulares y la ampliación del
recorrido oficial, con la colocación de sillas hasta
la Plaza de la Constitución, obligando a las
hermandades a llegar por el centro hasta el final de
dicha plaza.
Los cambios políticos en la nación marcarán el
devenir de las hermandades, que durante algunos años,
como veremos en la próxima entrega, se vieron
abocadas a la realización de cultos internos ante el
peligro que correrían por su integridad las imágenes
procesionales, peligro por el que fluyeron las que, en
1931, se salvaron de las llamas con motivo de las
turbas republicanas que incendiaron iglesias y
conventos gaditanos.
Fuentes consultadas:
Hemeroteca "DIARIO DE CÁDIZ".
Datos sobre la Muy Ilustre, Antigua y Venerable Cofradía de
la Vera-Cruz. Álvaro Picardo y Gómez. 1946. Imprenta
Repeto.
‘Historia de la Venerable, Real y Militar Cofradía de
Penitencia del Stmo. Cristo de la Piedad y María Stma.
de las Lágrimas de la Ciudad de Cádiz’. Serafín
Pro y Ruíz. 1951.
Revista ‘Estandarte’, varios números.
Semana Santa en las Diócesis de Cádiz y Jerez. Enrique
Hormigo y J. M. Sánchez Peña. 1988. Ediciones
Gemisa. Volumen I.
El Nazareno de Santa María. Cuatro Siglos de Arte en Cádiz.
Lorenzo Alonso de la Sierra Fernández. Unicaja. 1991.
La Real Cofradía de Mª Stma. de la Soledad y Entierro de
Cristo, fundada en la ciudad de Cádiz. Noticia Histórico-Artística
(Siglos XVI al XX). Ángel Mozo Polo. 1993. Artes Gráficas
Padura.
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