Anuario de las Cofradías

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1932 - 1936

         

Los años en los que la República prevaleció como brazo político de nuestra nación, las hermandades sufrieron un severo revés en cuánto a la indisposición, por causas políticas, de la mismas a realizar culto externo a sus titulares, los cuales pondrían, en serio peligro, su integridad física. En un año, 1932, dónde, según describe Isidoro Moreno en ‘La Semana Santa de Sevilla, conformación, mixtificación y significaciones’, sólo La Estrella efectuó su salida, no retando al régimen republicano, sino desafiando a la oposición cofradiera que, estando las cofradías contra el gobierno, decidieron boicotear la Semana Santa y sus desfiles procesionales. Sin embargo, la festividad del Jueves Santo fue suprimida, contraproducente al relato de Moreno, y, en Cádiz, ninguna de las hermandades puso en peligro su patrimonio ni la integridad de sus hermanos y devotos, quedando todas ellas en sus respectivos templos. Lógica iniciativa habida cuenta de los incidentes y ultrajes acaecidos en algunos de los templos más significativos de la ciudad durante el año anterior.

Los siguientes años seguirían aumentando el desasosiego y la inestabilidad en las corporaciones penitenciales, y las cofradías ni tan siquiera se planteaban la posibilidad de realizar su salida procesional. ‘A pesar de ello, las diferentes hermandades organizaron sus cultos en el interior de las iglesias.’ Fueron actos cargados de solemnidad y respeto, sobre todo los de la Buena Muerte. ‘A las nueve de la mañana del Viernes Santo, con la iglesia absolutamente llena de fieles y en medio de un silencio impresionante, el Cristo de la Buena Muerte fue colocado en el suelo para recibir la adoración de los fieles. Durante todo el día quedó formada una guardia de hermanos junto a la imagen. De madrugada volvieron a reunirse los cofrades en pleno para realizar un vía crucis por el interior de la iglesia a cuya finalización fue colocada la imagen de la Buena Muerte en el lugar de costumbre’ (Diario de Cádiz, 15 de Abril de 1933). En 1934 la situación fue similar a la vivida el año anterior, con numerosos cultos de hermandades pero sin procesiones por las calles de Cádiz: ‘Había circulado el rumor de que el Viernes Santo saldría el Cristo de la Buena Muerte, no fue así, procesionó dentro del templo de San Agustín a hombros de sus hermanos’

En 1935 por fin, tras la aprobación de la autoridad civil y eclesiástica, puesto que se abrió un paréntesis –solo duraría un año- en la política que existía contra la religión, y la creación de la Federación de Cofradías, organismo que vino a continuar a la Junta Administrativa de Procesiones, ya extinguida años atrás, los desfiles procesionales volvieron a las calles de nuestra ciudad. Previamente a este hecho, el nueve de marzo, también sería aprobada la constitución de una nueva cofradía, la del Santísimo Cristo del Perdón, corporación  que rendía culto a un crucificado, popularmente llamado ‘Cristo de Sopranis’ en  La Merced, talla de indudable valor artístico. Las hermandades que procesionaron ese año, a pesar del ambiente reinante, fueron la Humildad y Paciencia, el miércoles santo, agregándose durante el recorrido la Virgen de las Angustias, de la capilla del Caminito, y el Santísimo Cristo de la Piedad, desde Santiago, ‘el jueves santo salió la cofradía de los Afligidos en unión de la Virgen de las Lágrimas, que salió de San Antonio para hacer juntas ambas cofradías su Estación de penitencia a la Catedral donde, como el resto de los días, presidió los actos el Obispo de la Diócesis, Ramón Pérez Rodríguez.’ 

El Nazareno de Santa María no faltaría a su cita con sus devotos y fieles que le acompañaron por todo su itinerario, y efectuó su salida. Las saetas, como era tradicional sobre todo al discurrir el cortejo procesional por su barrio, eran numerosas al paso del ‘Greñuo’.’El Viernes Santo desfiló, con su silencio habitual, la cofradía de la Buena Muerte. Resultó emocionante escuchar las saetas compuestas para la ocasión por el poeta José María Pemán’. Cerraban los desfiles procesionales el cortejo del Santo Entierro y la Virgen de la Soledad, a la que se le unió el Santísimo Cristo de la Expiración, desde San Lorenzo, y en la que, por causas políticas, no llevaría el habitual acompañamiento de estamentos civiles. Reseñar que se produjeron incidentes durante los desfiles del Nazareno y, sobre todo, la Buena Muerte. Algunos desalmados arrojaron chinchetas al paso de los penitentes, que produjeron heridas y cortes a los mismos, sin revestir mayores consecuencias. 

       

Paso de 'Las Columnas' - Años 30

 Perteneciente al archivo personal del Maestro Escobar

En 1936 no encontramos importantes referencias a la Semana Mayor; sin embargo, si sabemos a ciencia cierta que ninguna de las hermandades gaditanas efectuó su salida procesional, aunque si seguían celebrándose solemnes cultos a sus titulares.

Las turbas marxistas fueron esta vez las represoras y las provocadoras de asaltos e incendios a las iglesias de nuestra ciudad. Precisamente, y según nos relata Serafín Pro, ‘la cofradía de la Piedad sufrió en sus almacenes pérdidas considerables causadas por las hordas marxistas, y sólo se salvaron las Sagradas Imágenes por la intervención de algunos Hermanos que las sacaron de su capilla y la ocultaron a las iras de las fieras iconoclastas. Perdió todos sus enseres procesionales, incluso la mayoría de sus valiosas túnicas de raso, que fueron pasto de las llamas.’

San Francisco esta vez si se salvo de los violentos, siendo el convento de Santa María uno de los focos más importantes de los exaltados, provocando daños materiales de cuantioso valor, como la pérdida de las  tallas de San Juan y La Verónica, siendo las de mayor calado, las de Santa María Magdalena de ‘La Roldana’ y la Virgen de los Dolores de Hita del Castillo, excepcionales imágenes que fueron pasto de las llamas. Afortunadamente no podemos decir lo mismo del Señor de Cádiz, que si fue rescatado milagrosamente (cabeza y manos). No obstante, otra de las tallas anteriormente mencionada, el Santísimo Cristo del Perdón, no pudo ser salvada de las turbas que persiguieron de forma significativa al patrimonio iconográfico de iglesias y conventos.

 

 Jesús Manuel Sánchez Pavón


 

Fuentes consultadas:

Hemeroteca "DIARIO DE CÁDIZ".

Datos sobre la Muy Ilustre, Antigua y Venerable Cofradía de la Vera-Cruz. Álvaro Picardo y Gómez. 1946. Imprenta Repeto.

‘Historia de la Venerable, Real y Militar Cofradía de Penitencia del Stmo. Cristo de la Piedad y María Stma. de las Lágrimas de la Ciudad de Cádiz’. Serafín Pro y Ruíz. 1951.

Revista ‘Estandarte’, varios números.

Semana Santa en las Diócesis de Cádiz y Jerez. Enrique Hormigo y J. M. Sánchez Peña. 1988. Ediciones Gemisa. Volumen I.

El Nazareno de Santa María. Cuatro Siglos de Arte en Cádiz. Lorenzo Alonso de la Sierra Fernández. Unicaja. 1991.

La Real Cofradía de Mª Stma. de la Soledad y Entierro de Cristo, fundada en la ciudad de Cádiz. Noticia Histórico-Artística (Siglos XVI al XX). Ángel Mozo Polo. 1993. Artes Gráficas Padura.

La Semana Santa de Sevilla, conformación, mixtificación y significaciones. Isidoro Moreno. Biblioteca de temas sevillanos. Primera edición 1982.

 

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