Balance
de la Semana Santa 2002
Trascurridos ya unos días desde el fin de la Semana
Santa, -que se nos fue como un suspiro- podríamos
entrar a valorar ciertos aspectos que nos han
parecido, en líneas generales, muy positivos de
cara a engrandecer nuestra Semana de Pasión, que
indiscutiblemente sigue creciendo año tras año, a
pesar de los problemas y diferencias que han venido
deparando los últimos meses, cuándo a lo que hay
que llegar es a la unidad cofrade, en todos sus
estamentos; creemos que el diálogo es la única vía
posible para encontrar el entendimiento en el mundo
de las Hermandades y Cofradías.
Hemos visto una tendencia en alza en el
comportamiento general del público, pero un
empeoramiento en momentos puntuales, donde el
silencio y el recogimiento ha fallado, casos de
Vera-Cruz y Buena Muerte, donde éste sólo ha hecho
acto de presencia cuándo la imagen alcanzaba la
determinada calle o plaza. Al paso del cortejo no se
ha guardado el debido silencio que en otrora tiempo
se veía.
También los cofrades que han vestido el hábito
penitencial saben guardar respeto a la Hermandad y
entender el significado de la túnica que portan,
salvo casos mínimos en los que hemos presenciado a
penitentes, sin el antifaz puesto, en actitudes poco
convenientes, bien fumando y paseándose con ella,
bien consumiendo en algún local. Lógicamente la
Hermandad no tiene culpa de ello, aunque deben
insistir en las reglas previas que entrega – o
debe entregar – al hermano en cuestión antes de
la Estación Penitencial. Lo más correcto sería
que el hermano se desvista del hábito o que tome
por el camino más corto -con el capirote y antifaz
puesto- dirección a su domicilio. Por cierto, que
la crisis de penitentes creemos que no existe, al
menos en las cofradías de mayor abolengo.
No se le escapa a casi nadie que el mundo de la
carga ha evolucionado de manera extraordinaria en
los últimos años; lo complicado es mantener esa línea
ascendente, y no cabe duda de haberlo conseguido.
Este año algunas de las cuadrillas que en pasadas
salidas habían tenido dificultades en sus
recorridos, las han realizado espléndidamente.
Destacar Humildad y Paciencia –bellísimo su
caminar- y Aguas y Santa Cena en pasos de misterio;
Lágrimas de Piedad, Lágrimas de Columna y Penas de
la Palma son ejemplos del buen trabajo de las
cuadrillas en la pasada Semana Mayor.
El aspecto musical también está en auge,
disponiendo las hermandades de marchas propias
dedicadas a sus titulares, aunque habría que
diferenciar claramente entre las composiciones con y
sin calidad musical. Ha habido de todo, destacando
la iniciativa que tomó –muy positiva por cierto-
la Junta de Gobierno de Humildad y Paciencia de
estar acompañada la Virgen de la Amargura de
marchas sobrias y clásicas, dotándole a ese
maravilloso palio de mayor realce si cabe. De todas
maneras hay que seguir insistiendo en la inclusión
durante el recorrido procesional de las Cofradías
de las interpretaciones clásicas – no confundir
con sobrias, ‘Estrella Sublime’ es clásica,
pero de ‘bulla’ – al menos en calles puntuales
del itinerario. Y reivindicar el uso de marchas
gaditanas como Lágrimas o Ecce-Homo – por poner
algún ejemplo- para nuestro pregón o crear un
himno propio para nuestra
Semana Santa, y para ello nada mejor que la
marcha más antigua de la Semana Mayor Andaluza,
‘Piedad’. No puede haber mayor lujo que disponer
de composiciones
clásicas y gaditanas, y no hay mayor pena que no
poder oírlas por aquellos rincones más íntimos de
nuestra ciudad.
Finalmente, e insistiendo en lo dicho, la mejora ha
sido ostensible en líneas generales, y hemos podido
disfrutar –salvo el triste y lluvioso Jueves Santo
y Madrugada- de una gran Semana de Pasión que hemos
vivido este año de una manera muy especial.
Jesús
M. Sánchez Pavón