Plaza de San Juan de Dios. Entendemos que el
paso de todas las hermandades por delante del
Consistorio le da prestancia a la Carrera. Abrir a
la ciudad lugares donde poder ver cofradías
cómodamente se agradece. Para empezar, las
barreras que se rescataron de la calle Ancha, que
crean la calle por donde pasan las cofradías,
tenían espacios abiertos entre ellas, lo que
posibilitaban a los niños corretear –e incordiar,
porque no decirlo- a su antojo entre los cortejos,
con el consentimiento, además, de los padres. Esto
se podría haber evitado. Habría que valorar la
posibilidad de colocar frente al Ayuntamiento el
palco de autoridades, suprimiendo así el que
ocupan en el Palillero, antiestético e
innecesariamente descomunal. Y, sin dudarlo,
reubicar los puestos ambulantes en algún punto
donde su situación fuese más discreta, si queremos
mejorar la estética de la Carrera; no es propio
tener ‘El Paponazo’ a la entrada de la misma.
Evidentemente, huelga decir que lo ideal sería
montar palcos en dos alturas y no las feas vallas
de obra que cualquiera quitaba para pasar o
incluso sentarse sin abonar el pago de la silla.
Si bien la venta de sillas en esta plaza no ha
sido la que se esperaba, estamos seguros que unos
palcos de seis u ocho sillas tendrían un éxito
garantizado, la Catedral es el ejemplo más claro.
Evitar los cruces de cofradías se antoja la
asignatura más complicada de todas las que han
surgido para este Consejo, a la que propondremos
posibles soluciones más adelante.
Pelota. Idem que Nueva, calle a refugio de vientos desagradables, y que hace
perfectamente la función de conectar la Plaza de
San Juan de Dios y la de la Catedral. Con sus
sillas bien dispuestas, en principio no necesita
más aditamentos.
Plaza de la Catedral. Aquí pocas modificaciones se han visto. Se podrían
estrechar las vías de paso y con ello, aparte de
mejorar la estética, ganar espacio para poder
ubicar más palcos, que comprobamos visualmente que
es posible. Arquitecto Acero todavía es
potencialmente mejorable. Cerrar el pasillo con
continuación y ampliación de palcos y sillas
podría ser la solución.
En resumidas cuentas, nos parece insuficiente la modificación realizada por
el Consejo de Hermandades para mejorar la Carrera
Oficial para esta Semana Mayor, aunque se podría
aprovechar este ensayo para rematar el proyecto
con algunas opciones que formulamos a
continuación:
OPCION A: Comenzar más atrás, en los últimos metros de la Plaza de San
Agustín y primeros del último tramo de San
Francisco, en un plan que ya el actual Hermano
Mayor de Oración en el Huerto, Ignacio Robles,
propuso en este portal, para dar la posibilidad de
entrada de cofradías bien por Ramón y Cajal, Rubio
y Díaz, San Francisco, Cardenal Zapata o Rosario
para incorporarse a San Agustín. Es evidente que
el mayor problema que tiene ahora mismo la
configuración de nuestra Semana Santa es el
callejero. Acabar con el carrusel de cofradías por
una misma calle debe ser la gran prioridad de
Juntas de Gobierno y Consejo. Por supuesto, el
hecho de iniciar en San Agustín contemplaría la
anulación de la carrera desde Santiago hasta el
Palillero, finalizando en Arquitecto Acero, para
dar la posibilidad de regreso por diversas vías
(la propia Arquitecto Acero, Santiago, Compañía,
Cobos, volver por Pelota…) Se abrirían varias
alternativas, y se evitarían repetir calles que ya
han sido transitadas por ser Carrera Oficial, y
así recortar bastantes metros para aquellas que
vienen desde Extramuros, así como las de la Viña,
San Lorenzo, Mentidero, etc. Evidentemente, los
palcos perdidos en Palillero se reubicarían en San
Juan de Dios y San Agustín, y sillas habría más
que de sobra en el resto de la Carrera. Es posible
que se pudieran perder algunas, pero no olvidemos
nunca que las cofradías no salen a hacer caja,
sino a efectuar Protestación Pública de Fe. No
obstante, este impacto se minimizaría si se
colocaran más palcos, los ingresos subirían con
total seguridad, puesto que su venta estaría
garantizada como ya puntualizamos anteriormente.
OPCION B: El Plan A pero a la inversa. Entrar primero en la Catedral,
llegando por el camino más corto, hacer la Carrera
hasta San Agustín, y regresar a los respectivos
templos por las vías que las cofradías crean más
oportunas. Evitaría como en el Plan Robles repetir
calles del itinerario, y cada una ya diseñaría su
recorrido alternando calles en los regresos de
unas y otras para impedir las acampadas
familiares, cual picnic dominguero en el Rio San
Pedro. Opciones habría (Cobos, Arquitecto Acero,
Pelota, Compañía) y una vez tomadas cualquiera de
estas alternativas los regresos no tendrían que
ser continuados, para evitar campamentos
ordinarios.
OPCION C: La Carrera Oficial de los últimos años pero a la inversa, e
incluso ampliada hasta San Antonio. Muchos lloran
la pérdida de una calle tan señera como Ancha para
el paso de cofradías, pero casi todos estamos de
acuerdo que la única manera de recuperarla es
entrando primero desde San José o San Antonio, que
da lugar a numerosas disyuntivas, y terminar en la
Catedral para que cada una emprenda el regreso por
el camino más corto a su templo. Se probó hace
unos años con el Domingo de Ramos, y aunque
oficialmente no fue del agrado de algunos de los
dirigentes de Juntas de Gobierno de entonces,
numerosos cofrades de esa jornada valoraron
positivamente el cambio, reconociendo que se había
hecho más dinámico el recorrido del itinerario
dispuesto. Este plan se contempla harto
complicado. Habría que empezar a trabajar desde ya
para ajustar nuevos horarios puesto que la entrada
desde San Antonio o Ancha obligaría a muchas de
las hermandades a adelantar sus respectivas
salidas para alcanzar esta vía en horas tempranas.
Probablemente, las hermandades de extramuros sean
las primeras en levantar la voz aludiendo la larga
distancia que hay entre sus sedes canónicas y
Ancha, olvidando que las del otro extremo se
encuentran con el mismo escenario empezando en
Nueva.
Podríamos desplegar más opciones (por Canalejas y seguir hasta Catedral como
ya se había propuesto hace unos años, volver de
nuevo a la que
hemos tenido vigente hasta el pasado año, e
incluso alargar el Plan Robles e iniciar San
Francisco arriba, a la altura de Columela) pero
nos parecen casi inabarcables, y confiamos en no
regresar a la anterior, sería una clara
contradicción del propio Consejo y de las
Hermandades, y llevaría al fracaso más absoluto de
todos.
Sea cual fuere el desenlace que Cofradías y Consejo lleven a efecto en los
próximos meses, invitamos a ambas partes a
continuar trabajando en pos de la mejora de
nuestra Semana Santa, que, aún con sombras, tiene
en sus cofrades que trabajan a lo largo del año y
a sus benditos Titulares lo más importante, lo que
da sentido al milagro que se produce en nuestra
ciudad cada primavera.
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