Está bien lo que está bien y está bien lo que
bien se piensa. El domingo de la Octava del Corpus,
en nuestra Catedral, se celebró -un año más- una
entrañable tradición gaditana: la Procesión del
Corpus Chiquito, o lo que es lo mismo, lo que
antiguamente se conocía como 'el Corpus de los
ricos'.
No es que esa tradición se impusiera ese domingo de
nuevo, no, que hace ya varios años que está
instaurada; lo que pasa es que este año tanto el
Cabildo Catedral como las cofradías y la Esclavitud
del Santísimo, y otras asociaciones pías
gaditanas, se empeñaron para que esa procesión
claustral alcanzara un esplendor máximo, y se logró
por parte de todos y a todos hay que dar la
enhorabuena porque alcanzó la brillantez deseada,
y, porque un año más, esa tradición tan nuestra
ha vuelto a ser lo que casi antaño fue. Y ese empeño
es obra de unos cuantos gaditanos amantes de las
cosas y del Cabildo que les apoyó y ayudó.
Esperemos que en años sucesivos esa solemnidad sea
respetada y todos podamos ver desfilar por las naves
Catedralicias la espléndida custodia que donara Doña
Ana de Viya a la Seo gaditana.
Ya sé que litúrgicamente esa festividad desapareció.
Pero quedó en el corazón el recuerdo; pero los años
de clausura de nuestra Iglesia Mayor dieron al
traste con la celebración que, claro, antes era en
Jueves y ahora es en Domingo. Da igual; lo
importante es que se celebre y que todos participen
y en verdad que este año, teniendo en cuenta que
era Domingo, que la temperatura era buena y propicia
para la playa y unos cuántos argumentos más, la
Catedral casi se llenó, y hasta un numeroso grupo
de turistas participaron tanto en la misa como en la
recoleta procesión con la custodia de Viya por las
hermosas naves Catedralicias mientras el coro, los
fieles y el gran órgano de la Basílica, entonaban
cánticos eucarísticos; esos cánticos de toda la
vida y que son los que todos entendemos porque están
llenos de bella poesía que nos retrotraen a tiempos
que si no fueron felices, sí que llenos de
hermosura.
Ángel
Mozo Polo