La
fundación de nuevas Cofradías en Cádiz
En 2001 asistimos a las bodas de plata de la última
Cofradía de Penitencia que se fundó en la ciudad
de Cádiz, la Hermandad del Prendimiento.
Veinticinco años han pasado desde que el anterior
Obispo, Monseñor Dorado Soto, diese el visto bueno
a la creación de una nueva Hermandad que pasó a
engrosar la nómina de Cofradías gaditanas.
Sin embargo, esa cifra no ha sido elevada para
asombro de muchos y para resignación de otros.
Hemos vivido en la pasada década de los noventa,
del ya culminado siglo XX, un auge en el ámbito
cofradiero de Cádiz, situación que no se producía
desde la etapa de la postguerra, lo cual en
condiciones normales hubiese significado el momento
ideal para fundar nuevas Corporaciones
penitenciales, y no ha sido así; por ello, en este
artículo vamos a reflexionar sobre las causas por
las que no se han motivado esto y lo que nos podemos
encontrar en este sentido para el futuro.
En primer lugar, debemos hacer memoria de los
intentos llevados a cabo para crear alguna Hermandad
en Cádiz en los últimos veinticinco años; así,
aparecen dos destacadas tentativas que por desgracia
no llegaron a fructificar: la primera de ellas fue
la intención de crear una Cofradía entorno a la
imagen del Santísimo Cristo de la Penitencia,
imagen de Cristo crucificado que radica en la
Iglesia de los Salesianos, en los extramuros de la
ciudad, y la segunda, y quizás más dolorosa (al
perder Cádiz esa portentosa talla), el fallido
intento de fundar una Hermandad para dar culto a
Nuestro Padre Jesús del Silencio en el Desprecio de
Herodes, hoy en Córdoba.
|
La primera de estas tentativas se produce hacia
1983, cuando un grupo de cofrades del colegio de los
Salesianos tratan de fundar una Cofradía para
venerar al Santísimo Cristo de la Penitencia. Esta
curiosa imagen fue tallada por el imaginero Manuel
Hernández León y muestra a Cristo crucificado,
estando los clavos situados en las muñecas y no en
las palmas de las manos. Hubiese sido muy
interesante fundar una Cofradía dentro de este
colegio, ya que seguramente podría haber realizado
una labor impresionante, tanto dentro de la
comunidad educativa, como en el barrio en el que
radica el templo, además de estar asegurado el
futuro de la propia Hermandad por radicar en un
colegio donde encontraría una gran cantera de
cofrades.
Y el segundo intento (ya comentado en otro artículo
publicado en esta web), a finales de los ochenta y
principio de los noventa, fue el de crear una Cofradía
entorno a la talla del Señor del Silencio, situación
que no sólo no se produjo, sino que conllevó que
la imagen tuviera que salir de la ciudad para poder
rendirle culto externo.
Tras esto dos intentos, y principalmente tras este
último, no se ha podido constituir ninguna
Hermandad de Penitencia, y es que tras lo ocurrido
con la imagen del Cristo del Silencio el anterior
Obispo, Monseñor Dorado Soto, levantó un decreto
por el cual no se permitía la fundación de ninguna
Hermandad o Cofradía en la Diócesis de Cádiz y
Ceuta.
Este decreto hoy día, diez años después de que se
perdiera el Señor del Silencio y, por tanto, del
desvanecimiento de las circunstancias que produjeron
la aparición de ese dictamen, sigue en vigor. No
obstante, y esperemos que así sea, la situación
puede cambiar en los próximos meses, ya que con la
celebración del Sínodo en la Diócesis de Cádiz y
Ceuta, y con el estudio de las conclusiones a las
que en el mismo se llegó, se está preparando un
nuevo reglamento que legislará a las Hermandades y
Cofradías de la Diócesis, y en él aparecerá un
punto destinado a las pautas a seguir de cara a la
constitución de nuevas Cofradías.
Sin embargo, creo que el conocido como
"Decretazo" contradice a lo establecido
por el Derecho Canónico, ya que según éste una
asociación de fieles en el seno de la Iglesia con
el fin de dar culto público a Cristo o la Santísima
Virgen debe ser constituido como Cofradía. Con lo
cual este decreto, de rango inferior al Derecho Canónico,
no tendría validez, ya que según lo establecido en
el ámbito jurídico una norma de orden inferior no
puede contradecir a otra de superior rango; ante
esto nos extrañamos que este Decreto no fuera
recurrido ante instancias superiores.
Respecto a esto, en otras Diócesis colindantes
podemos comprobar como la situación es radicalmente
opuesta. Así, podemos poner el ejemplo de Jerez,
donde en los últimos años han visto como se han
creado numerosas Asociaciones Parroquiales o
Pro-Hermandades, así como se ha fundado alguna
Cofradía. Frente a ello, los cofrades gaditanos nos
preguntamos que diferencia existe entre un cofrade
de Jerez y nosotros, por qué a treinta kilómetros
de la capital si pueden fundarse nuevas Hermandades
y aquí no.
Pensando en que en un futuro esta situación varíe,
cabría pensar en los misterios pasionales que se
han quedado en el tintero y no son venerados
actualmente por ninguna Hermandad, y es que si
atendemos a los cuatro Evangelios aparecen escenas
que podrían aparecer en un paso de cualquier futura
Cofradía, caso de: Jesús ante Caifás, ante Anás,
el mencionado Desprecio de Herodes, Jesús
Despojado, la Crucifixión, la Exaltación, Traslado
al Sepulcro…
Además, encontramos que en Cádiz, las Cofradías
radican casi exclusivamente en el casco antiguo de
la ciudad; sólo la Cofradía de la Oración en el
Huerto realiza su estación de penitencia desde los
extramuros. Iglesias como las del Pilar, San José,
Salesianos, Santo Tomás, etc. podrían acoger a
futuras Hermandades, con las que podrían realizar
interesantes actividades conjuntas.
Así, debemos de esperar a que en el futuro la
situación cambie y podamos ver hecho realidad el
sueño de muchos cofrades de la ciudad: la creación
de nuevas Hermandades y Cofradías. También, podría
ser interesante la recuperación de esos dos
proyectos que no llegaron a buen puerto, si así
fuera esos cofrades que en su día vieron truncadas
sus ilusiones podrían ver que su trabajo no fue en
vano. Para que todo esto se produzca se deberá
encontrar un marco legal apropiado para las
Hermandades, cofrades con valentía y ganas de
trabajar y con párrocos que olviden tiempos pasados
y vean en los cofrades el presente y el futuro de la
Iglesia y de las Hermandades.
Ignacio
Robles Urbano