D. Camilo Gálvez
Ruiz fue Subdirector y profesor de Armonía de la Real Academia
de Santa Cecilia y del Conservatorio Oficial de Música de
Cádiz además de segundo organista de la Santa Iglesia Catedral
de Cádiz. Participó activamente en 1927 en la reorganización
de la entonces denominada Venerable Cofradía del Santísimo
Cristo de la Humildad y Paciencia. De hecho ocupó el cargo
de Consiliario en la Junta de Gobierno de fines de la década
de los años 20 del pasado siglo.
En cuanto al acto
a que nos referimos, la interpretación de la citada pieza
estará a cargo de la prestigiosa Camerata Vocal de la Catedral
de Cádiz, dirigida por D. Francisco José Cintado Briceño y
tendrá lugar, como se ha indicado anteriormente, el próximo
sábado 3 de marzo de 2007 en la Parroquia de San Agustín al
término de la Solemne Función Principal de Instituto de esta
corporación penitencial.
Tras la
presentación del acto, que correrá a cargo del Profesor y Jefe
de Estudios del Conservatorio de Música de Cádiz, D. Ignacio
Arenas, iniciará el Miserere Mei Deus que vendrá
precedido de la pieza Eterno Rey Celestial, obra
también de D. Camilo Gálvez Ruiz, y que igualmente está
dedicada a esta Cofradía.
En cuanto a los
aspectos musicales de la obra, se trata de una pieza en la que
D. Camilo Gálvez Ruiz pone música al Salmo 51 (50) de La
Biblia “Miserere Mei Deus”. Al respecto téngase
presente que desde muy antiguo la poesía lírica en todas sus
formas fue uno de los géneros cultivados en Israel, y dentro
de la lírica religiosa sobresale la incluida en el denominado
El Salterio, es decir, la colección de 150 Salmos.
Éstos pueden dividirse en tres categorías: himnos, súplicas o
salmos de sufrimiento y acciones de gracia. En concreto el
Salmo 51 (50) se incluiría en la segunda categoría, más
concretamente se trata de una súplica individual en la que se
solicita la liberación del pecado.
Este Salmo, de
marcado carácter penitencial, es uno de los textos propios del
tiempo de Cuaresma y Semana Santa. Acorde con los versos del
Salmo, D. Camilo Gálvez Ruiz escribe una música muy sencilla y
a la vez austera.
Compuesto en Fa
menor para tres voces con acompañamiento de órgano, éste se
limita casi toda la obra a doblar las voces y servir de
soporte armónico huyendo de cualquier tipo de virtuosismo y
complejidad. Siguiendo la tradición de otros Misereres, está
dividido en veinte versículos (diez polifónicos y diez
monódicos, estos últimos para ser cantados por un barítono).
Todos los versículos polifónicos son muy breves, y de hecho
algunos ocupan sólo una página.
En cuanto a la
obra que le precede, de título Eterno rey celestial, es
una breve pieza para barítono solista y órgano, conservándose
su original en el Archivo de la Catedral de Cádiz.
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