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El
Cristo de la Humillación, obra probable de Pedro Roldán
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Francisco Espinosa de los Monteros Sánchez
Febrero de 2009
La imagen del Cristo de la Humillación es una popular imagen
de Jesús maniatado que pertenece a la Hermandad de la Piedad
de Cádiz, que es quien le da culto en la iglesia gaditana de
Santiago. A pesar de no procesionar en la actualidad, se
trata probablemente de la imagen más devocional de la
cofradía e incluso de su iglesia y una de las más
afortunadas representaciones de esta iconografía que podemos
admirar en la provincia. A pesar de ello y, aunque es
evidente la antigüedad y calidad de la talla, son muy
escasos los datos históricos que se tenían sobre la misma.
Afortunadamente, ahora podemos aportar algo más de
información al respecto [i].
La imagen del Cristo de la Humillación parece que se trataba
en sus orígenes de una imagen de San José perteneciente a la
familia de los Azpeitia que la tenía en su domicilio en la
calle Pelota. En el año 1940 es donada por esta familia a la
cofradía de la Piedad, ésta decide transformarla en Cristo
maniatado y para ello acude al escultor gaditano Miguel
Láinez Capote que la transforma en imagen de cautivo,
conservando manos, pies y cabeza originales, aunque esta
última es completamente repintada, colocándose en este
momento las pestañas y probablemente los ojos de cristal, y
añadiéndosele un mechón de pelo en su lado derecho y que le
caía hacia el pecho. Esta es la intervención más destacable
de Láinez aunque en la hermandad consta que le realizó
varias intervenciones a lo largo de los años,
desconociéndose el alcance de las mismas.
Una vez transformada, la imagen procesiona durante más de
una década con la cofradía, hasta que a mediados de los
sesenta, al no ser imagen titular, deja de cobrar la
cofradía una serie de subvenciones económicas que se
entregaban a los pasos y se decide no volver a sacarlo.
Afortunadamente, de esos años se conservan varias fotos en
las que se constata el misterio con el Cristo y tres
romanos, también se puede observar en su paso dorado
adornado en sus primeros años con candelabros del tipo araña
para luego pasar a unos faroles que al parecer procedían de
la Hermandad de Pasión de Sevilla.
En el paso, el Señor de la Humillación figuraba con las
manos atadas por detrás junto a tres romanos, dos erguidos y
otro agachado que fueron posteriormente vendidos a la
Hermandad del Cristo atado a la Columna y Nuestra Señora del
Castillo de Lebrija. En cuanto al paso procesional, este fue
vendido a la Hermandad del Descendimiento de Cádiz para
pasar luego a la del Prendimiento, también de la capital
gaditana, donde el paso termina de ser desarmado. Algunas de
las cartelas de este paso perduran todavía en el ambón de la
iglesia de Santiago. Otras, transformadas por Alfonso
Berraquero, están en el altar de la Hermandad del Ecce Homo
en la iglesia de la Pastora de San Fernando.
A mediados de la década de los noventa la imagen vuelve a
sufrir una transformación, en este caso la hermandad decide
encargar la restauración al escultor sevillano Ángel Rengel
Gómez quien le hace nuevo cuerpo sustituyendo los pies
originales por los actuales que muestran una zancada poco
apropiada para la escena que se quiere representar y que
bien se justifican por la copia de un modelo de Nazareno que
el escultor realizaba por aquellas fechas para Sevilla (el
Cristo de la Bondad), en la que imita la zancada del Gran
Poder sevillano y que vuelve a repetir en otro Nazareno para
la hermandad de los Gitanos de Madrid. Parece además que el
escultor sevillano elimina los repintes de la imagen,
sustituyendo las pestañas postizas por otras pintadas en
ambos párpados y posiblemente repolicromando la boca, aunque
la intervención más sensible es la eliminación del mechón
que le caía del lado derecho de la cabeza, aunque como
comentamos anteriormente, éste casi con seguridad fue un
elemento añadido por Láinez Capote.
Estilísticamente hablando, son pocos los autores que han
realizado estudios sobre esta imagen. Nos detendremos a
analizar las partes que se conservan de la imagen primitiva,
esto es, manos y cabeza hasta el cuello, porque el resto del
cuerpo y los pies [ii]
son obra, tal y como comentamos anteriormente, de Rengel
López. Nos encontramos ante una imagen de muy bella factura
y cuyos rasgos nos acercan a los mejores maestros de las
postrimerías del barroco. Su cabeza es ovalada, presentando
una cabellera tallada a amplios golpes de gubia que hace que
el cabello de una sensación de mojado muy característica.
Las cejas son levemente curvas, con un entrecejo bastante
suavizado en línea con el resto de la talla. La frente
aparece despejada en su parte central. La imagen debió tener
primitivamente ojos pintados, aunque ahora nos muestra ojos
de cristal. La nariz es delgada y levemente arqueada. Bigote
y barba aparecen partidos en dos mitades, con un modelado de
nuevo a largos golpes de gubia. Los labios son carnosos,
presentando el inferior algo de caída, rasgo este por el que
algunos autores han querido ver la mano de La Roldana en la
talla. Independientemente de esto último, en una primera
aproximación podemos catalogar esta imagen como realizable
en el último tercio del siglo XVII y vinculable al círculo
de los Roldanes.
En cuanto al análisis de las manos, mantenemos las oportunas
precauciones ya que, en caso de ser la imagen primitivamente
un San José, dudamos de que estas puedan corresponderse con
las habituales en este tipo de imágenes. Aun así, observamos
cierta concomitancia en el modelado de cabeza y manos que
nos hacen pensar que bien pudieran pertenecer a la misma
imagen.
En cuanto a su posible autoría, la atribución más repetida
ha sido siempre que la imagen sería realizada por algún
seguidor de la Roldana. Hay quienes, tal y como hemos
comentado antes, conocedores de la estancia gaditana del
matrimonio, adjudican a las manos de esta escultora esta
imagen. Sin embargo, precisamente por la comparación de las
imágenes conservadas en Cádiz de Luisa Roldán, caso del Ecce
Homo de la catedral o las imágenes del San Juan Bautista y
San José de la iglesia de San Antonio; con esta del Señor de
la Humillación, es fácil adivinar que no se trata de la
misma mano, aunque sí de una mano muy cercana.
No andan mal encaminadas estas suposiciones ya que, como
veremos más adelante, la imagen del Señor de la Humillación
nos parece una obra directa del cabeza de taller, o sea, de
Pedro Roldán (1624-1699). En efecto, la comparación con
obras documentadas de este genial escultor nos ofrece una
gran cantidad de elementos en común y que han venido a
llamarse “el estilo roldanesco”. Pero no se quedan ahí las
similitudes. Nuestra imagen gaditana muestra notables
similitudes con el Cristo Atado a la Columna de Lucena
(Córdoba), obra documentada de Pedro Roldán en 1675. Así,
modelado de la cabeza, cabello, corte de barba y bigote,
modelado de los mismos, nariz, orejas[iii],
etc; toda una serie de elementos en común que nos dan a
pensar en una misma autoría. Se podría objetar esas
diferencias en el modelado de los labios, pero de nuevo
otras obras documentadas de Pedro Roldán como el Cristo del
Perdón de Medina[iv]
(1679) o el Nazareno de la O de Sevilla (1685), no nos dejan
lugar a dudas. Es precisamente por las semejanzas con las
imágenes de este período que nos decantamos a datar la
imagen entre 1675 y 1680. |
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Por todo lo anteriormente expuesto, adjudicamos la gaditana
imagen del Señor de la Humillación a las manos del insigne
escultor sevillano Pedro Roldán.
FOTOGRAFÍAS
FOTO 1:
Salida Procesional del Cristo de la Humillación (ca. 1940)
FOTO 2:
Salida Procesional de los años 40-50.
FOTO 3:
Imagen del Cristo de la Humillación tras su restauración por
Miguel Láinez.
FOTO 4: El
Cristo de la Humillación en la actualidad.
FOTO 5:
Comparación entre el Cristo de la Columna de Lucena
(izquierda) y el Señor de la Humillación (derecha).
FOTO 6:
Jesús Nazareno de la O (Sevilla).
BIBLIOGRAFÍA:
ALONSO DE LA
SIERRA, L. y ESPINOSA DE LOS MONTEROS, F.: “Sobre la obra de
Luisa Roldán en la iglesia de la Victoria de Puerto Real”,
en Soledad. Boletín Informativo de la Venerable y Real
Cofradía de Penitencia de Ntra. Sra. de la Soledad y Santo
Entierro de Ntro. Sr. Jesucristo, Puerto Real, 2007.
ALONSO DE LA
SIERRA, L. y ESPINOSA DE LOS MONTEROS, F.: “Cádiz y La
Roldana”, en VV. AA.: Roldana, Catálogo de la Exposición,
Real Alcázar de Sevilla, 2007.
BERNALES,
J.: Pedro Roldán. Maestro de Escultura. (1624-1699),
Sevilla, 1973.
ESPINOSA DE
LOS MONTEROS, F. y PATRÓN, J. A.: “Nuevos datos biográficos
sobre Pedro Roldán y su taller”, Boletín de las Cofradías
de Sevilla, nº 587, Sevilla, 2008, pp. 68-71.
HORMIGO, E.:
“Semana Santa en Cádiz. La Historia”, en Semana Santa en
las diócesis de Cádiz y Jerez, Cádiz, Tomos I y II,
1988.
SÁNCHEZ, J.
M.: “La Imaginería”, en Semana Santa en las Diócesis de
Cádiz y Jerez. Cádiz, Cádiz, Tomo I, 1987.
SANCHO, H.:
El escultor sevillano Pedro Roldán y sus discípulos,
Sevilla, 1950.
TORREJÓN,
A.: “El Entorno familiar y artístico de “La Roldana”: El
taller de Pedro Roldán”, en VV. AA.: Roldana, Catálogo de
la Exposición, Real Alcázar de Sevilla, 2007, pp.
53-77.
[i]
Agradecemos a José Luis Ruiz Nieto Guerrero su
inestimable colaboración, a Ignacio Robles Urbano sus
eficientes gestiones y a Juan Antonio Patrón Sandoval
por sus acertados comentarios. Agradecemos también al
malogrado Carlos García Jarana, a Jesús Guerrero Alba y
a la Hermandad de la Piedad sus aportaciones
fotográficas.
[ii]
Al parecer la Hermandad conserva los pies
originales.
[iii]
Es también notable el parecido de las manos del
Señor de la Humillación con otras documentadas de Pedro
Roldán. Así, detalles como los dedos alargados
especialmente su parte final, las uñas pequeñas o el
dedo gordo tan característico, nos parecen indicar que
efectivamente estas manos serían las originales de la
talla.
[iv]
Tampoco se puede descartar la participación de
Luisa Roldán algunas de las imágenes de este período,
como la oficial más destacada del taller Roldán,
particularmente en esta imagen de Medina Sidonia vemos
mucha mano de esta escultora como ya hemos apuntado en
alguna ocasión anterior.
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