En este trabajo vamos a acometer el estudio de uno de los
talleres que se dedicó a la comercialización de imágenes
religiosas en la posguerra, el taller de Rafael Peris. En
primer lugar, para entender la proliferación de este tipo
de talleres hay que comprender el momento histórico en el
que se desenvolvieron. Estamos hablando de la España de la
posguerra, un país en grave crisis económica y en el cual
buena parte del patrimonio artístico de cofradías,
iglesias y conventos había sido quemado y destruido. No
queremos hacer una valoración histórica de los hechos,
sólo nos limitaremos a decir que el panorama a principios
de los años 40 del siglo pasado se planteaba desde un
resurgir de la religiosidad popular dentro de una grave
situación de pobreza.
Una vez hecha esta introducción, podemos decir que en esa
época cada uno hizo lo que pudo con lo que tenía más a
mano. En Andalucía se recurrió a escultores en madera,
conocidos como imagineros, unos de cierta valía y otros
con más empeño que calidad artística, todos ellos
sirvieron de paño de lágrimas de las cofradías, muchas de
ellas, con el tiempo y la mejor situación económica, han
ido sustituyendo esas imágenes por otras de mayor calidad
artística no entendiendo que muchas veces la devoción y el
arte están reñidas. A los imagineros consagrados como
Antonio Castillo Lastrucci, Francisco Buiza, Antonio
Illanes, Juan Luis Vasallo, Luis Ortega Bru y Sebastián
Santos en Sevilla; Francisco Palma Burgos, Navas Parejo y
Benito Barbero en Málaga y Granada podemos sumar otros más
humildes como Antonio Eslava Rubio en Sevilla y Miguel
Láinez Capote en Cádiz por poner dos ejemplos, estos dos
últimos repitieron modelos con frecuencia ante el alto
número de encargos.
En Madrid florecieron algunos talleres que o bien tenían
escultores contratados a su servicio (caso de Luis Ortega
Bru para Casa Granda) o se dedicaban a hacer de
intermediarios. Los talleres más conocidos en esta época
fueron El Arte Español, Santa Rufina, Granda o Calderoll
por mencionar algunos. En Cataluña, aunque hubo escultores
de cierto mérito, dos grandes talleres coparon la
imaginería de la posguerra (aunque ambos son bastante
anteriores a la misma). Por un lado los distintos talleres
de Olot con sus elaboraciones a base de pasta de madera (y
digo bien, talleres, porque hubo muchos de ellos que
siguieron la estela de El Arte Cristiano tales como
Castellanas, Marguí e hijos, La Española, el Arte Olotense,
etc). Por otro lado estaba el taller salesiano de Sarriá,
el cual dirigido por Gaspar Mestre Beltrán copaba toda la
producción de imágenes de devoción salesiana (María
Auxiliadora, Santo Domingo Savio, Don Bosco, etc). En
breve esperamos poder publicar un estudio amplio de estos
talleres que saque a la luz la dimensión e importancia que
llegaron a tener.
En el foco artístico de Valencia sin embargo se produjo
una situación compleja. Ante la avalancha de imágenes
provenientes de los talleres catalanes de producción en
serie, el Arzobispo Prudencio Melo y Alcalde decidió crear
una comisión diocesana de arte sacro que se dedicaría a
impedir este tipo de imágenes. Todas las imágenes que
fueran destinadas a parroquias o hermandades de la zona
debían pasar por esta comisión para lo cual debían
presentar un boceto indicando además el uso de maderas
nobles. En esta época proliferan toda una serie de
escultores y talleres como Vicente y José María Tena, Pío
Mollar, José María Ponsoda, los Cuesta, Teruel, Esteve Edo,
Rico, Ballester, Rabasa y Royo, Siurana, José Capuz,
Vicente Rodilla, etc; hasta un número de unos 25 talleres
activos en esta época, de los cuales en la actualidad solo
sobreviven ya José Esteve Edo y José Estopiñá Ribes. A
tanto llegó la ocupación que algunos de estos escultores
que algunos como Pío Mollar Sans llegaron a tener talleres
específicos para la realización de manos y piernas, o como
Ponsoda que llegó a tener en la época de mayor auge hasta
unos 30 oficiales trabajando para él. Destacar además a
Mariano Benlliure Gil o José Sánchez Lozano que se
mantuvieron aparte de estos talleres artísticos. Y a la
luz de esos escultores y talleres de más renombre aparecen
los talleres de Rafael Peris.
Al empezar a investigar sobre estos talleres la
información de que se disponía era casi nula, solo las
referencias a determinadas imágenes en Callosa de Segura y
la Virgen del Amparo en Cádiz. Consultados los escultores
antes mencionados me pudieron mencionar que efectivamente
existió una casa Rafael Peris en la calle Paz de Valencia,
la cual se dedicaba al comercio de ornamentos religiosos y
en especial bordados, casullas, etc. Efectivamente, en el
registro mercantil de Valencia consta que existió un
comercio llamado Talleres Rafael Peris el cual se dedicaba
a “ornamentos litúrgicos y bordados de arte” y que tenía
su oficina de cara al público en la calle Paz número 21,
mientras el taller de elaboración de bordados y
vestimentas los tenían en la calle Cuenca número 30.
Efectivamente, dentro de los registros de obras de arte de
la comisión de arte sacro de Valencia antes mencionada,
aparecen obras de Rafael Peris para un par de parroquias
valencianas. Pero ¿era este Rafael Peris un escultor?.
Tras arduas investigaciones podemos decir que no. Rafael
Peris tenía un comercio de artículos religiosos que
aprovechando el efervescente negocio de la escultura
religiosa de los años 40 se dedicó a hacer de
intermediario entre las parroquias o hermandades que
demandaban imágenes y escultores locales o incluso como
veremos más adelante talleres de producción en serie. Con
esto se lograba evitar el trámite de la comisión de arte
sacro y las mermadas economías de muchas parroquias y
particulares podían tener la tan deseada imagen de
devoción. En cuanto a los materiales utilizados podemos
ver que tras una etapa inicial en los años 39 y 40 en la
que se utilizó el cartón piedra para elaborar algunas
imágenes, se pasa rápidamente al uso de madera de pino
Flandes, material comúnmente utilizado en esa época. En
cuanto a los encargos los hubo de todo tipo, desde
imágenes originales hasta peticiones explícitas de copias
de imágenes existentes en otras localidades o
desaparecidas en la guerra. Pero no lo olvidemos, Rafael
Peris era un intermediario.
Hemos podido encontrar el rastro de dos escultores que
trabajaron para el taller de Rafael Peris. Se trata de
Manel Bañón Baya y Luis Mora Cirujeda. Sobre la obra de
estos dos escultores poco o nada se sabe, del primero no
existen referencias, del segundo hay algunas referencias,
entre ellas tiene una calle con su nombre en Valencia.
Además, y lo que es más importante, siguiendo el
testimonio de los escultores y cofrades valencianos
consultados, efectivamente existió e incluso alguno
recuerda su vinculación con Rafael Peris, entendiendo como
esa vinculación que Peris subcontrataba dicho trabajo a
Luis Mora. Podemos observar esta relación en un
crucificado para la parroquia de San Antonio Abad de
Alginet (Valencia), realizado con la dirección artística
de Bañón y Mora en 1943 y copia de otro en la sala
capitular de la Catedral de Las Palmas. Otra imagen de
probable autoría de Luis Mora es el crucificado de la
Misericordia de Almonte, copia bastante conseguida del
crucificado del Amor de Sevilla y que tiene semejanzas con
el anterior, realizado además en fechas próximas al
período de relaciones comerciales de Luis Mora con Rafael
Peris. De todos modos, la disparidad en técnica y
ejecución de muchas de las imágenes procedentes de Rafael
Peris nos da la idea de la más que probable intervención
de diversos escultores, no pudiéndosele adjudicar todas a
Mora.
En este momento queremos despejar un error que se comete
con cierta frecuencia. Coetáneo a Rafael Peris desarrolla
su trabajo un orfebre llamado Salvador Peris Bacete, el
cual establece su negocio en 1918, el cual es continuado
por sus hijos Salvador y Antonio Peris Roca y en tercera
generación por el hijo de este último Antonio Peris
Siugana. Son autores entre otros de los tronos de Orihuela
y Huércal-Overa y a menudo confundidos en determinados
tratados o artículos con Rafael Peris. Podemos confirmar
que no tuvieron nada que ver, aunque conocían de la
existencia de Rafael Peris en Valencia como intermediario
y fabricante de ornamentos litúrgicos y bordados.
¿Vendía Rafael Peris imágenes de serie?. La respuesta es
que sí, aunque no todo lo que hacía era de serie, hacía
imágenes copia de otras y también trabajos originales (o a
los cuales al menos no le hemos encontrados otras imágenes
similares). Y esa es la razón principal por la que el
negocio de Peris no consta como taller de escultura y no
se pudieran ofertar como tales, así evitaba el control del
arzobispado. Por tanto y como hemos dicho antes Rafael
Peris distribuía imágenes seriadas, al parecer tuvo buenos
contactos con el taller salesiano de Sarriá, explicables
sobre todo con la llegada a Valencia en 1946 del Arzobispo
salesiano Marcelino Olaechea, el cual favoreció la
profusión de imágenes de María Auxiliadora procedentes del
taller de Sarriá durante buena parte de su pontificado.
Así, parece que el comercio de imágenes de María
Auxiliadora, Sagrado Corazón de Jesús y otros santos
salesianos pudo hacerse a través de talleres como el de
Rafael Peris o del tratante José Merlo (con obras de su
taller en la provincia de Jaén según nos ha podido
confirmar Rafa Merelo) el cual también se dedicaba a
servir de intermediario entre cofradías y escultores como
José Estopiñá, Efraim Gómez, José Garcés o José Dies. Este
tipo de comercio tuvo un gran éxito en la segunda mitad de
los años 40 y podemos observar la mano del mencionado
Gaspar Mestre o de José María Geronés, el cual estuvo en
Sarriá en la segunda mitad de los años 40 hasta que marcha
definitivamente a la inspectoría de Sevilla, en imágenes
de este tipo.
En cuanto a su existencia, no se tiene constancia de la
existencia de dicha tienda desde hace al menos 30 años,
además no se tiene constancia de producción de imágenes
religiosas más allá de finales de los años 40. Parece ser
que se descubrió que trabajaban con imágenes de serie al
intentar introducirlas en Jaén, además debido a la menor
demanda y la escasa calidad de sus obras, a la sombra de
talleres renombrados como los de Rico y Ballester por
poner un ejemplo, el negocio decayó y la ocupación fue
desapareciendo, aunque la actividad principal de
ornamentos litúrgicos parece que dura hasta mediados de
los años 60 del pasado siglo. Tampoco duró mucho más esta
edad de oro de la imaginería de la posguerra ya que, tras
el Concilio Vaticano II, la producción imaginera descendió
bastante hasta el punto de que la mayor parte de los
talleres tuvieron que cerrar.
En cuanto a la obra escultórica conocida procedente de
Rafael Peris (no incluimos aquí los diversos trabajos de
túnicas, bordados, etc que también realizó para
cofradías), podemos mencionar las siguientes:
-
Santas
Marías, Callosa de Segura (Alicante), 1939. Imágenes de
María Cleofás y María Salomé realizadas en cartón para
la cofradía de las Santas Marías y que costaron 1.803
pesetas. Fueron sustituidas en 1946 por otras de
Gregorio Molero. En la actualidad han sido transformadas
en una Virgen dolorosa para Santa Pola y una Virgen de
las Mercedes para Elche.
-
Jesús
Nazareno, Callosa de Segura, 1941. Realizado en madera
de pino para la cofradía de Nuestro Padre Jesús y María
Santísima de la Amargura, sustituida por otra de Noguera
Valverde en 1956. La imagen de Peris continua
procesionando las mañanas del Viernes Santo en la
procesión del Encuentro.
-
Virgen
de la Soledad, Callosa de Segura, 1940-41. La adquirió
Doña Asunción Escudero Almira y costó 1.000 pesetas. Es
imagen de vestir en madera y pertenece a la cofradía de
la Soledad. Restaurada en 1982, procesiona el Viernes
Santo en la procesión del Santo Entierro.
-
María
Magdalena, Callosa de Segura, 1940. La imagen ha sido
restaurada en Diciembre de 2.000 por el escultor Joaquín
Mayans Ruiz. Procesiona la mañana del Viernes Santo en
la procesión de la Subida al Calvario, más concretamente
en el acto del Encuentro en el Calvario. Es imagen de
vestir realizada en madera de pino Flandes y pertenece a
la cofradía de Santa María Magdalena. La hermandad tiene
otra talla realizada en 1956 por Ignacio Pinazo.
-
Cristo
Yacente, Callosa de Segura, 1940. La primitiva imagen
del Yacente de la cofradía del Santo Entierro es imagen
en madera de pino sustituida por la actual de Manuel
Ribera Girona en 1956.
-
Virgen
del Rosario de la Aurora, Callosa de Segura, 1940.
Imagen en madera perteneciente a la Hermandad del
Rosario de la Aurora y adquirida por Don José Cascales.
-
Sagrado
Corazón de Jesús, Callosa de Segura, 1940. Imagen que no
pertenece a ninguna hermandad y que se halla al culto en
la parroquia de San Martín.
-
Nuestro
Padre Jesús Nazareno, Albatera (Alicante), 1941. Imagen
de vestir en madera y que pertenece a la cofradía de
Nuestro Padre Jesús, procesionando Miércoles y Viernes
Santo por la mañana.
-
Santísimo Cristo de la Agonía, Albatera, 1941. Pertenece
a la cofradía homónima dedicada también a María
Magdalena, procesiona Miércoles y Viernes Santo.
-
Cristo
Yacente, Alicante, 1942. Pertenece a la cofradía del
Santo Sepulcro y es imagen de talla completa en madera
de pino. Procesiona la noche del Viernes Santo.
-
Paso de
Jesús Nazareno, Alicante, sobre 1945. El trono de este
nazareno, el cual es talla de Ponsoda, es obra en madera
dorada de los talleres de Rafael Peris. Hemos consultado
con los hijos de Peris Bacete y estos nos comentan que
ese paso no lo hicieron ellos por lo que probablemente
sea del taller que estamos investigando.
-
Trono
del Cristo Yacente, Elche (Alicante), 1940. La imagen es
de la cofradía del Santo Sepulcro y procesiona la tarde
del Viernes Santo. El trono es de madera de pino.
-
Virgen
de la Soledad, Rojales (Alicante), 1942. Pertenece a la
cofradía de la Soledad y es imagen de madera de pino de
vestir restaurada en Cuenca en 1998. Procesiona el
Domingo de Ramos.
-
Nuestro
Padre Jesús Nazareno, Rojales, 1941. Imagen titular de
la cofradía homónima, de vestir en madera de pino.
Ofrece similitudes con otras obras cristíferas
procedentes de este taller.
-
Crucificado, Alginet (Valencia), 1943. Obra realizada
para la parroquia de San Antonio Abad, mide 1,30 metros
y fue realizada en madera de pino copia de la que está
en la sala capitular de la Catedral de Las Palmas. La
obra fue dirigida por Manuel Bañón Baya y Luis Mora
Cirujeda.
-
Grupo
escultórico de San Juan Bautista bautizando a Jesús,
Ollería (Valencia), 1943. Esta imagen fue hecha para la
iglesia de Santa María Magdalena, medía 1,70 metros y
estaba realizada en madera de pino de Flandes,
importando 4.000 pesetas.
-
Crucificado de la Misericordia, Almonte (Huelva), 1940.
Obra en madera de pino de talla completa realizada según
el modelo del crucificado del Amor hispalense obra de
Juan de Mesa de principios del siglo XVII, aunque se
denotan en la copia un modelado demasiado blando
especialmente visible en los miembros inferiores y una
policromía un tanto difuminada que restan realismo a la
imagen. Procesiona en la hermandad homónima la tardes
del viernes santo junto a la Virgen de los Dolores desde
la parroquia de la Asunción.
-
Virgen
del Amparo, Cádiz, 1947. Imagen de vestir en madera de
pino Flandes que fue adquirida por medio de Emilio
Bartús Loreto para la Hermandad de la Borriquita de
Cádiz, fue bendecida en 1948. Consta según José Luis
Ruiz Nieto que fue retocada en el taller gaditano de
Casa Roquero sobre 1950, puede que asimismo Carlos
Bartús, hermano del anterior, la interviniera por
aquella época. Asimismo constan restauraciones
posteriores de Antonio Eslava y de Luis González Rey que
le talla los pabellones auditivos y el pelo. Hay también
algunos escritos que la relacionan con un escultor
apellidado Barba y que trabajaría para Rafael Peris, la
consulta con los imagineros valencianos en vida nos
viene a confirmar que ese tal Barba o no existió o era
un perfecto desconocido en el mundo artístico levantino
de la posguerra. La autoría de esta imagen no es asunto
fácil y no es el objetivo final de este trabajo.
Aquí terminamos esta semblanza por uno de los muchos talleres que
se dedicó a la fabricación o (como en este caso)
distribución de imágenes religiosas en la posguerra
española, imágenes de calidad limitada en algunos casos,
pero que movían y siguen moviendo a la devoción del pueblo
llano que no entiende de tendencias artísticas sino del
amor a Cristo, María y los Santos.
Francisco
Espinosa de los Monteros Sánchez |