Escultor nacido en Toledo, pronto se traslada a
Sevilla acogiéndose al buen ambiente de trabajo que
se disfrutaba en la hermosísima ciudad
"Florencia del sur de España".
Y en Sevilla entra a
trabajar con el genio de Juan Martínez Montañés
(1568-1649) con el que llega a contraer lazos
familiares a través del matrimonio del artista de
Alcalá la Real con doña Ana de Villegas, su
primera mujer, nupcias que se celebran en 1587.
Trabaja con el maestro
Montañés entre los años de 1614 a 1618, es decir,
cuando el artista contaba veintinueve años.
Colabora con el "genio" y bien satisfechos
podemos sentirnos los gaditanos al contar en
nuestros templos con singulares obras de Villegas.
En 1620 abandona Sevilla para trasladarse a Cádiz.
Aquí había también un buen ambiente de trabajo
pues no olvidemos que la ciudad se estaba
reconstruyendo del asedio y saqueo sufrido por la
escuadra anglo-holandesa en 1596. Templos y cofradías
intentaban reponer lo destruido robado por los
invasores. Nuevas fundaciones religiosas se iban
asentando en la ciudad y el ritmo de trabajo era
verdaderamente febril.
Aquí encuentra el
maestro clientes nuevos, y es en 1650 cuando es
nombrado Escultor de Cámara del Obispado gaditano.
En 1624 realiza por
encargo de Hernando de Pareja la excelente talla de
Jesús Yacente para la cofradía del Santo Entierro,
fundada en el monasterio de los franciscanos en el
siglo XVI.
Fue contratada la
hechura prodigiosa del Yacente gaditano el día 14
del mes de abril de 1624 y su coste se fijó en
1.400 reales, cumpliendo el artista perfectamente
con la cofradía y con Hernando de Pareja todo lo
estipulado con el contrato que se conserva.
Otras obras de Francisco
de Villegas en la capital, son los Santos Patronos,
Servando y Germán, que se veneran en el altar mayor
del templo del Rosario; un Cristo atado a la columna
que está en la iglesia de San Juan de Dios; un
crucificado, de tamaño académico, que preside el
manifestador del retablo mayor del templo de los
franciscanos; además de otras atribuciones más o
menos verídicas. Parece asimismo que suyo es el San
Juan de Dios de la iglesia de igual nombre, aunque
esta talla fue igualmente adaptada por los artistas
genoveses del XVIII a los gustos imperantes. En la
iglesia castrense y diocesana del Santo Ángel
Custodio, se venera una Santa Bárbara que según
los entendidos bien puede ser una obra de este
artista.
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En el ámbito de las imágenes pasionales, también
hay que adscribir a la nómina de obras del toledano
la escultura del Señor de la Salud del templo de
Santo Domingo, icona que algo conserva de los rasgos
físicos que el artista imprimió, aunque
posteriores malas restauraciones la han desfigurado
cantidad. Coincidente con esta talla de candelero es
el famoso Nazareno de Medina Sidonia, perfectamente
hasta ahora conservado. Para las poblaciones
gaditanas de Vejer de la Frontera y Conil de la
Frontera, hizo igualmente sendas tallas del
Nazareno.
Ángel Mozo Polo