Superados los años de la guerra civil, la
marcha de procesión vive una espléndida
etapa. Son muchos los compositores, tanto
de origen militar como civil, que se
dedican a escribir grandes marchas
procesionales. En esta época en Sevilla
hay que destacar dos grandes marchas que
se exportaron fácilmente al resto de
Andalucía y que están en el paquete de
las denominadas "clásicas"
desde entonces. Se trata de "Jesús
de las Penas" y "Virgen
de las Aguas".
"Jesús de las Penas"
es una marcha de corte fúnebre, este tipo
de marchas seguía teniendo su grupo de
adeptos, a pesar del predominante estilo rítmico
y dinámico impuesto por López Farfán.
Fue compuesta en 1943 por Antonio
Pantión que era catedrático de
piano en el Conservatorio hispalense. Fue
instruido por el mítico Joaquín Turina.
Mientras estudiaba se dedicaba a componer
sinfonías para el NO-DO. Una de ellas
sirvió como base para la marcha que nos
ocupa. Fue dedicada a la imagen de Nto.
Padre Jesús de las Penas de la hermandad
de San Vicente de Sevilla (veáse en su
paso en la imagen de la izquierda) de la
que fue miembro refundador. El nombre de
Pantión está entre los de los más
grandes maestros compositores de marchas.
Alternó en su repertorio el estilo fúnebre:
"Tus Dolores son mis Penas"
(1970) o "Cristo de las Siete
Palabras" (1955), y el lopézfarfaniano:
"Esperanza Trinitaria" (1971) o
"Virgen de las Penas" (1973),
todas ellas dedicadas a imágenes
sevillanas salvo la última que está
dedicada a la Virgen de las Penas de la
Hdad. de la Expiración de Málaga. Pantión
también destacó por componer piezas de
capilla. De hecho se puede afirmar que sus
coplas dedicadas a las hermandades
sevillanas de Vera+Cruz y Penas de San
Vicente son junto a las célebres
"Saetas del Silencio" las músicas
de este género que más se interpretan.
"Virgen de las Aguas" es una
excelente marcha típica de
"bulla" con cornetas y tambores
que fué compuesta por el músico militar
subdirector de Soria 9, Santiago
Ramos en 1953. Está dedicada a
la Virgen de las Aguas, cotitular de la
hermandad del Museo de Sevilla. No
obstante, se le puede considerar una
marcha "semigaditana" pues su
autor se inspiró en la Playa de la
Victoria durante sus veraneos en nuestra
ciudad para componerla. Esta marcha es
indispensable en el recorrido de cualquier
hermandad de barrio y tanto la introducción
con cornetas como el trío final con
llamadas de trompetas son insuperables. Su
autor sólo compuso esta marcha, aparte de
algunos pasodobles, pues tuvo la desgracia
de fallecer prematuramente en un
accidente.
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Santiago
Ramos Castro solía veranear en Cádiz.
Es muy probable que se inspirara
en sus aguas para dedicar la
marcha a la Virgen del mismo
nombre de la Plaza del Museo de
Sevilla |
Virgen
de las Aguas (Hdad. Museo,
Sevilla) |
Pero si en Sevilla la actividad musical
cofradiera era imparable, la provincia de
Cádiz no le iba a la zaga. A partir de
los cuarenta, una nueva legión de músicos
empieza a componer para las hermandades
gaditanas. José Berenguer
va a reorganizar la mítica Banda
Municipal de Rota, Moisés Dávia,
aunque albaceteño, se asentará en Jerez
para dirigir su banda municipal y componer
la conocida marcha "Coronación
de Espinas". También en Jerez
surge la figura del añorado Andrés
Muñoz que pertenecía a su banda
municipal. José Cubiles
en Cádiz compondrá "Lágrimas"
dedicada a la dolorosa gaditana de
Columna. Antonio Escobar
(sobrino de Eduardo Escobar de Rivas)
compone en 1947 "Jesús Caído"
al mismo tiempo que Rafael Márquez
Galindo elabora "Cristo
de la Lanzada" (de Jerez), una
de las mejores marchas fúnebres de la
provincia.
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