Santos Patronos de Cádiz

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   Un poco de historia sobre los Santos Patronos


        La tan olvidada conmemoración de nuestros santos mártires va a servirnos para recordarlos, un poco, a través de la historia y de la variadísima iconografía que de ellos conservamos en los templos y lugares públicos.

        La leyenda nos dice que Servando y Germán fueron hijos de los santos Marcelo y Nonia, y hermanos de los mártires y santos, Claudio, Lupercio, Victorio, Emeterio, Celedonio, Acisclo, Victoria, Fausto, Januario y Marcial.         

        San Marcelo, el padre, sufrió el martirio en la Tingitania (África) el 30 de octubre de 288 d.C.; Servando y Germán, en el Cerro Ursoniano, en Cádiz, el día 23 de octubre del 290 d.C.; Claudio, Lupercio y Victorio, en Galicia el 30 de octubre de 290 d.C.; Emeterio y Celedonio, en Calahorra el 3 de marzo de 290 d.C.; Acisclo y Victoria, en Córdoba, de donde son patronos, el 17 de noviembre de 303 d.C.; Fausto, Januario y Marcial, igualmente en Córdoba el día 28 de septiembre de 303 d.C.; Nonia, la madre, cuando supo la muerte de su marido y de alguno de sus hijos, pidió a Dios que la llevase con Él y así sucedió, siendo tenida por santa y mártir.

        Celebraba Cádiz en octubre de 1919, con diversos actos, religiosos y festivos, el III centenario del Patronato de los santos Servando y Germán, y XXV aniversario de la beatificación del sempiterno beato fray Diego José de Cádiz (1743 - 1801), celebrada en Roma el día 22 de abril de 1894.

        Las, todavía, ampulosidades gramaticales de la época, ponderaban los dos acontecimientos de marcado carácter religioso y local dando a conocer el sitio donde nuestros santos patronos sufrieron el martirio ocasionalmente, ya que el propósito parece que era el traslado de los mismos a tierras africanas, queriendo el destino que ambos acabasen sus vidas en las tierras gaditanas, frente al mar y que allí fuesen venerados por siempre.

        Otros antiguos santos gaditanos de la primitiva Iglesia son San Epitacio, que sufrió el martirio el día 23 de mayo de 57, cuya fiesta se celebra dicho día; San Euchario, presbítero asistente en el Concilio de Iliberri en calidad de diputado de la Iglesia cadiceña. Ascendió al episcopado y parece que vivió y murió santamente en la Isla gaditana; San Eutichio, soldado y mártir que sufrió el suplicio en nuestra tierra en el año 251, celebrándose su festividad el día 11 de diciembre; el famoso Julián, monje piadoso del monasterio benedictino; y la venerable monja Servanda, contemporánea de Santa Benita. Murió la venerable sierva el día 19 de mayo de 659 a los treinta años de edad.

        Los más antiguos templos de la diócesis gaditana, como son los que se levantan en las márgenes de los ríos Barbate y Guadalete, tienen testimonios de la vida y muerte de nuestros santos mártires y de esos otros que honraron la Iglesia gaditana a través de los tiempos. Diversos monumentos epigráficos en estos venerables templos, unos en activa vida espiritual y otros en históricas ruinas, dan fehacientes pruebas de la vida de estos hombres y mujeres.

        En los antiguos breviarios hay constancia de la memoria de los santos Mártires Servando y Germán, y estos recuerdos y otros comenzaron a mover a la opinión pública en favor de su Patronato, hasta el punto que ambos Cabildos -eran otros tiempos- alcanzaron del Pontífice Paulo V (1605 - 1621) la concesión de Jubileo para la fiesta de los santos Patronos y la declaración canónica de su Patronato, celebrándose ésta por primera vez, "con juramento de perpetua devoción", el día 23 de octubre de 1619, bajo el obispado del Ilmo. Sr. Don Juan de Cuenca, Capellán del rey Felipe III, que entró a ocupar la diócesis el 17 de abril de 1613 y la gobernó hasta el año 1623. Durante su mandato, en 1614, se despachó Real Cédula a 29 de noviembre en que se hizo merced al Cabildo de Cádiz, para que "haya de ser Administrador de la Capilla del Pópulo un señor Dignidad o Canónigo de su seno..." hoy, tristemente, dicha capilla real, se encuentra cerrada al culto por la desidia, la ruina y la negligencia de los que tenían que ser sus administradores.

         El Cerro, conocido antiguamente con el nombre de "Collado Ursoniano", se alza en la Isla de León, dando vista al islote donde se alza el castillo de Sancti-Petri y dominando la extensión de la costa gaditana hasta el Faro de San Sebastián.

         El actual nombre de "Cerro de los Mártires", parece que data de la época visigótica, por suponer la tradición, muy arraigada entre las gentes de la zona, que en dicho lugar sufrieron martirio por decapitación los hermanos Servando y Germán.

 

 

         En pasadas épocas y cuando en la actualidad se realizan excavaciones arqueológicas, aparecen por las laderas del cerro, fragmentos y grandes restos de construcciones de marcado interés que proceden de las que existieron en la antigüedad cuando el cerro tuvo un carácter religioso por haber sido sus tierras regadas por la sangre de los mártires.

         En sus inmediaciones, existió un monasterio benedictino para hombres fundado por San Fructuoso de Braga y otro femenino, que dicho santo mandó hacer para cobijar la santidad de Santa Benita, virtuosa mujer que escogió este paraje para retirarse a la vida contemplativa y aquí, en su monasterio, acabar sus días.

         Sin seguras fechas sobre ambas fundaciones, el primero, parece ser de 648 y el femenino, posterior, allá sobre el año 656.

         Nicolás María de Cambiaso y Verdes en su obra "Memorias para la biografía y la bibliografía de la Isla de Cádiz" se lamenta del olvido de la Iglesia gaditana para con esta santa mujer, cuya festividad se celebra el día 29 de junio, fecha en la que falleció en su cenobio gaditano del "Cerro de los Mártires".

         Según la tradición, los cuerpos de los santos hermanos mártires Servando y Germán, permanecieron en el cerro hasta que, acentuada la decadencia de la isla gaditana y su acercamiento a Roma cada vez más distanciado, los venerables restos fueron trasladados a Mérida, el de San Germán, en la capital de la Lusitania y el de San Servando a Sevilla, la capital de la Bética.

         El culto a los santos, grande y extenso incluso fuera de nuestros ámbitos, continuó durante la época visigoda, que constituyó la Diócesis Asidonense desde el año 619 con el gobierno del obispo Rufino que la ocupa hasta el año 633 en que es nombrado el famoso Pimenio hasta el año 638; luego, en el 683 es Theuderacio y en el 693 es nombrado obispo Geroncio.

 

Ángel Mozo Polo
Académico Correspondiente de
La Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla
y Ateneísta de Número del Ateneo de Cádiz.

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